Lo que significa ser conservador y liberal varía enormemente dependiendo de la geografía

La idea de que existen ‘dos Estados Unidos’ y que el país está sumamente polarizado cambia al analizar lo que piensan conservadores, liberales y moderados en distintas partes del país.

Más allá de por quién hayan votado, conservadores y liberales podrían tener mucho en común según su lugar de residencia.
Más allá de por quién hayan votado, conservadores y liberales podrían tener mucho en común según su lugar de residencia.
Imagen Marc Piscotty/Getty Images

Después de que Donald Trump le ganó a Hillary Clinton, muchos análisis observaron que hay dos EEUU distintos: uno conservador ubicado en estados rojos y otro liberal ubicado en estados y ciudades azules. Aunque que Clinton ganó el voto popular, hay más conservadores que liberales en cuatro de cada cinco estados. Más que la clase socioeconómica o las guerras culturales, el lugar mismo cada vez más resulta ser la frontera crítica de la política estadounidense.

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Un nuevo estudio agrega un intrigante giro a esa narrativa. La investigación —coescrita por mi colega Matthew Feinberg en la Escuela Rotman de la Universidad de Toronto— encuentra que nuestra identificación política no sólo es determinada por el lugar en donde vivimos, sino que existe en relación al mismo. Las etiquetas ‘conservador’ y ‘liberal’ significan cosas muy diferentes en diferentes lugares.

Sabemos esto intuitivamente: alguien que se identifica como moderado en la ciudad sumamente liberal de Ithaca, Nueva York, fácilmente podría estar a la izquierda de alguien que se identifica como liberal en un pueblo pequeño en Texas. Del mismo modo, un conservador autoidentificado en Berkeley podría ser más liberal que una persona moderada en Utah.

Muchas personas sienten presión de avenirse a la identidad política del lugar en donde viven. Pero el factor clave en funcionamiento es lo que el estudio llama el “punto de referencia político”, es decir, un calibrador determinado por influencias locales que las personas utilizan para identificar sus propias inclinaciones. Básicamente, si vivimos en un lugar “rojo” quizás nos autodenominemos “moderados” o “liberales” sólo porque nuestras opiniones están a la izquierda de las opiniones conservadoras predominantes que nos rodea. De manera parecida, algunos liberales que viven en ciudades quizás piensen que son moderados o incluso conservadores sólo porque sus posturas están a la derecha de las de muchos de sus pares.

El estudio examina este efecto relativo del lugar en la política a nivel del condado y del estado, analizando la relación entre nuestra identidad política autoreportada y nuestras posturas en diferentes asuntos políticos teniendo en cuenta el tono político de los lugares en donde vivimos.

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A nivel estatal, el estudio usa datos de la Encuesta Estadounidense de Elecciones Nacionales, la cual califica a la identidad política mediante una escala de 7 puntos que va desde ‘sumamente liberal’ a ‘sumamente conservador’. La tabla abajo muestra los resultados de su análisis para 2012.

(Feinberg et al./PLoS ONE)


Si la identidad política fuera igual a lo largo de estados, las líneas serían planas. Las líneas inclinadas indican variaciones en la misma identidad política a lo largo de estados. Mientras más ‘azul’ (liberal) sea un estado, más liberales son sus posturas políticas; mientras más ‘rojo’ (conservador) sea un estado, más conservadoras son esas posturas.

En otras palabras, identificarse como sumamente conservador significa algo muy diferente en Utah de lo que significa en Hawái. En Utah, las personas sumamente conservadoras se opusieron al aborto incluso en casos de violación; los residentes sumamente conservadores de Hawái estaban dispuestos a considerar la legalización del aborto. “Los conservadores y moderados en estados azules indicaron más apoyo para posturas políticas liberales que los conservadores y moderados en estados rojos y mientras más azul fuera un estado, más fuerte era su apoyo para posturas liberales”, dice el estudio.

Después, el estudio examina la variación en la identidad política a lo largo de condados. Para entender esto, los investigadores recopilaron sus propios datos de encuestas sobre la identidad política, los cuales se basaron en una escala de 7 puntos (que oscilaba de ‘muy conservador’ a un ‘muy liberal’) y entonces a lo largo de una escala de 10 puntos (que oscilaba de ‘sumamente opuesto a’ a ‘sumamente a favor de’) en 10 asuntos clave. El estudio encuestó a personas a lo largo de las siete identidades políticas tanto en condados azules como en condados rojos para determinar cómo la identidad se alineó con posturas sobre asuntos políticos, lo cual dio como resultado una muestra con un total de 1,269 personas.

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En el gráfico abajo se presenta una muestra de cómo las identidades políticas corresponden con posturas en cuanto a asuntos políticos en diferentes estados (advertencia: el gráfico fue invertido del continuo izquierda-derecha). El ícono rojo de Texas representa las personas en los 100 condados más rojos del país y el ícono azul de Nueva York representa los 100 condados más azules del país.

Los muy conservadores (SC) y los muy liberales (SL) en estados azules y rojos se encuentran en todas partes del mapa en cuanto a sus posturas sobre asuntos políticos (Feinberg et al./PLoS ONE).

De nuevo vemos que las etiquetas como ‘muy conservador’ y ‘muy liberal’ son determinadas por las inclinaciones políticas de los lugares en que vive la gente. Una persona muy conservadora en un condado azul registró menos apoyo para el fortalecimiento de las fuerzas armadas que una persona muy conservadora en un condado azul. Mientras tanto, una persona muy liberal en un condado azul tenía una postura más conservadora en cuanto a las fuerzas armadas que una persona muy liberal en un condado azul. De hecho, los moderados en condados azules efectivamente tenían los mismos puntos de vistas que las personas muy liberales en los condados más rojos.

(Feinberg et al./PLoS ONE)


Estos hallazgos sobre la relatividad de nuestras identidades políticas hacen que los autores sean más optimistas sobre el futuro político de EEUU. “La animosidad y repulsión que se sentían tan comúnmente con respecto a los que están del otro lado del espectro político con frecuencia quizás estén mal dirigidas”, escriben. “Si una persona siente odio hacia otros basado simplemente en cómo se identifican en el espectro de ideología política, entonces en algunas circunstancias, ese odio en realidad se está apuntando a alguien con justamente las mismas posturas sobre políticas”.

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De hecho, los autores concluyen que con frecuencia “no son las preferencias en cuanto a políticas ni los valores que difieren entre las personas, sino simplemente las etiquetas que se dan a ellas mismas… etiquetas que cambian en dependencia de su punto de referencia político”.

Nuestras diferencias políticas —las cuales han sido tan magnificadas por las redes sociales que a menudo parece como si los estadounidenses ocuparan dos mundos totalmente diferentes— en realidad quizás sean menos desalentadoras de lo que pensamos. Y en este momento tirante de la historia estadounidense, esas serían noticias alentadoras.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.