La empresa Taser International quiere ser conocida no solo por sus icónicas pistolas de corriente. Taser, dicho de otro modo, no solo hace tásers (las conocidas armas de electrochoque). Por esto está cambiando de nombre -a Axon-, después de que la división tuviera por objetivo la expansión de la plataforma tecnológica de la compañía. “Hay veces en que hablamos de nuestro software en la nube, de nuestro nuevo equipo especializado en inteligencia artificial o de sensores y cámaras portables. En ese campo, el nombre de Taser no suena del todo correcto”, confiesa a CityLab su fundador y director general, Rick Smith.
La empresa Taser ofrece cámaras corporales gratuitas a los departamentos de policía de EEUU
Esta posibilidad, que duraría un año, podría contribuir a mejorar la transparencia de los agentes de seguridad en el país, pero las agencias deben también establecer políticas y pensar en los costos de largo plazo.


La empresa está ofreciendo a todos los departamentos de la policía en Estados Unidos una muestra de sus productos menos conocidos, encaminados a reforzar la seguridad y el orden públicos. Uno de estos ejemplos son las cámaras corporales para agentes policiales, las que entregarían de manera gratuita al menos por un año.
Los dos anuncios sucedieron el pasado miércoles, cuando Taser lanzó un programa que permitiría a cualquier departamento (con la excepción de alrededor de una docena con que la compañía tiene solicitudes de propuestas pendientes) poner a prueba por un año las cámaras corporales, sin costo alguno. El programa equiparía a cada agente de la policía con una cámara Axon Body 2 y daría a los departamentos acceso ilimitado al servicio de almacenamiento en la nube de la compañía, Evidence.com. Otras ofertas incluyen soportes de cámaras, estaciones de conexión para cargar y subir imágenes, así como acceso a la biblioteca virtual de formación de Axon Academy.
Con una población cada vez más recelosa del actuar de la policía, la opinión pública nacional pide con fuerza el uso entre los agentes de cámaras corporales. En Ferguson, Missouri, los electores aprobaron recién la modificación de un estatuto que demanda el uso de la cámara corporal por la policía local cuando esté patrullando. Otros departamentos también apoyan la práctica, como un medio para despejar las dudas en torno a las acusaciones de malos procedimientos de que son objeto los oficiales. La evidencia para saber si estos nuevos equipos son eficaces en reducir el uso de la fuerza está dividida y las normas de cómo deben ser desplegadas y de cuándo se liberan las imágenes están en una nebulosa todavía mayor.
Sin embargo, hay un consenso generalizado según el cual las cámaras ayudan a la transparencia policial. “Estos aparatos generan la promesa de que existe otra perspectiva”, sostiene Nancy La Vigne, directora del Centro de Política de Justicia, perteneciente al Instituto Urbano. “Esta es ciertamente más objetiva que la que escucharías de un agente o de un miembro de la sociedad”.
De acuerdo con la más reciente investigación realizada por el Instituto Nacional de Justica, basada en información estadística de 2013, solo alrededor de la cuarta parte de los departamentos de policía local usan cámaras corporales. Una encuesta de 2016, en cambio, sugiere que la mayoría está planeando integrar la tecnología en el futuro cercano –de dos a cinco años, dependiendo de a quién se le pregunte.
Para Taser, que ya domina el mercado de este tipo de cámaras, se trata de una oportunidad de 1,000 millones de dólares. La compañía ha incursionado, desde 2008, en el desarrollo de equipamiento para uso policial, desmarcándose de sus tradicionales armas de electrochoque. De hecho, ha vendido cámaras corporales ya a agencias en 35 ciudades (aunque ha sido criticada por sus prácticas comerciales). Una cámara Axon Body 2 sale a 399 dólares y promete tener alta definición y activación inalámbrica. Versiones futuras podrían incluso emplear Inteligencia Artificial.
Pero la cámara misma no constituye el elemento principal de venta de la compañía. “Mucho más importante es cómo se gestiona la información, porque aquí estamos hablando de evidencias”, indica Smith. “En última instancia, estamos ante un gran problema de datos. ¿Cómo se recogen y se comparten estos datos, cómo monitorear cuánto tiempo permanecen almacenados y cómo asegurarse de qué oficiales están cumpliendo lo establecido? Esas son las herramientas que, verdaderamente, estamos desarrollando”.
Para las agencias pequeñas, ya el almacenamiento de imágenes de forma segura es bastante problema. Los videos ocupan mucho espacio, sin hablar de los costos de comprar servidores. De modo que esta evidencia, como otro cúmulo importante de información, ha ido a dar a la nube: la plataforma de la compañía, Evidence.com, se ha convertido en estándar para las autoridades del orden público y la subscripción al servicio –costando entre 20 y 80 dólares al mes por oficial– es la mayor fuente de ingresos de Taser.
La Vigne supone que los departamentos que con más probabilidad van a beneficiarse del acuerdo con Taser son aquellas pequeñas agencias que no han sido capaces de implementar cámaras corporales, debido en buena medida a que adolecen de fondos y capacidad de almacenaje de datos y video. Por otra parte, añade, al permitirles el acceso seguro y fácil al espacio de almacenamiento en la nube se estaría brindando un enorme servicio tanto a la fuerza policial como a la ciudadanía.
“La pregunta que surge rápidamente, sin embargo, una vez que logren depositar la información en la nube, sería: ¿cuánto tendrán que pagar y, por otro lado, es asequible para esas pequeñas agencias?”, remarca La Vigne. Las agencias pudieran abandonar el trato al cabo de un año y la compañía ofrecerse para ayudarlas a descargar la información en un servidor aislado (aunque La Vigne se pregunta si las agencias pueden costear una vía alternativa para almacenar ese volumen de datos).
Entretanto, la funcionaria aconseja a los departamentos “no quedarse en las apariencias”, es decir, identificar los costos implícitos que a menudo sobrevienen con la adquisición de nueva tecnología. Eso incluye el mantenimiento de los datos, el adiestramiento de oficiales, y el desarrollo de políticas. Si las cámaras corporales son adquiridas por una agencia en que no se crearon primero las políticas adecuadas, algo que le ha sucedido a muchas ciudades, es muy probable que no traigan los beneficios esperados. A su vez, estos nuevos equipos pueden suscitar preocupaciones relacionadas con la privacidad y la vigilancia.
La Vigne además advierte que puede que no sea fácil poner fin al programa después de un año. "Si ya generaste la expectativa en torno a que estás implementando la última tecnología para reforzar la responsabilidad, ¿entonces vas a renunciar a ella porque deja de ser asequible? Eso es casi peor que no hacerlo en modo alguno”, añade. “Ya es posible imaginar el clamor popular: ´Oh, de verdad no te importó empezar con esto, y no quieres compartir lo que está ocurriendo´”.
Aun así, las fuerzas del orden público en Estados Unidos tienen mucho que aprender sobre la tecnología de seguridad y Taser/Axon aspira a estar a la vanguardia mientras eso sucede. Actualmente, refiere Smith, gran parte del trabajo policial se realiza manualmente: los oficiales pasan mucho tiempo llenando papeles y en tareas burocráticas. “Estamos centrados en automatizar el flujo informativo para hacer que las agencias tomen mejores decisiones, en principio mediante audio y video, pero también a través del uso de sensores que les permitan asegurarse de que la cámara está grabando o enviar alertas al expedidor”, acota.
Smith recuerda una conversación que sostuvo una vez con un jefe de policía. Entonces, lamentablemente, el agente policial le dijo algo que lo resume todo, por ahora: “Nosotros trabajamos para la tecnología y no a la inversa”.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.





















































