La derogación de Obamacare será un duro golpe para muchas ciudades

La Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA) destinó miles de millones de dólares a iniciativas de salud pública urbana que abordaban todo, desde el envenenamiento por plomo hasta el acceso a la atención primaria.

MIAMI, FL - DECEMBER 15: A person walks into the UniVista Insurance company office where people are signing up for health care plans under the Affordable Care Act, also known as Obamacare, on December 15, 2015 in Miami, Florida. Today, is the deadline to sign up for a plan under the Affordable Care Act for people that want to be insured on January 1, 2016. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)
MIAMI, FL - DECEMBER 15: A person walks into the UniVista Insurance company office where people are signing up for health care plans under the Affordable Care Act, also known as Obamacare, on December 15, 2015 in Miami, Florida. Today, is the deadline to sign up for a plan under the Affordable Care Act for people that want to be insured on January 1, 2016. (Photo by Joe Raedle/Getty Images)
Imagen Joe Raedle/Getty Images

Cada año, unos 300 niños menores de seis años dan positivo a altos niveles de plomo en sangre entre los miles de pruebas de laboratorio monitoreadas por el Programa de Prevención de Envenenamiento por Plomo en los Niños de Houston. En la inmensa mayoría de los casos, su personal continúa el seguimiento.

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Los funcionarios de salud contactan a los padres para garantizar que sus hijos reciban atención médica. Los inspectores visitan los viejos hogares donde esos niños suelen vivir, y los equipos de saneamiento raspan y sustituyen la pintura tóxica de los marcos de las ventanas y las paredes. Los propios educadores se insertan en las comunidades, y capacitan escuelas, iglesias, asociaciones de padres y maestros, y organizaciones dedicadas a ayudar a refugiados.

Para financiar muchas de estas tareas, la ciudad de Houston depende de aproximadamente 300,000 dólares en financiación directa anual de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CCPEEU). Los CCPEEU reciben ese dinero del Fondo de Prevención y Salud Pública (PPHF, por sus siglas en inglés) de 1,000 millones de dólares, que es parte de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (ACA, también conocido como Obamacare). Si se deroga la ACA —lo cual podría suceder, si los republicanos en el Congreso se salen con la suya— el Fondo de Prevención podría eliminarse junto con la ley.

Eso podría implicar la desaparición de los recursos para programas como éste, y muchos otros en todo el país. No son sólo Houston o Flint; miles de personas en comunidades estadounidenses tienen altísimos niveles de plomo en la sangre. "Queremos asegurarnos de que nuestros niños no se están envenenando", dice Kaavya Domakonda, administradora del programa de prevención de envenenamiento por plomo de Houston. "Sería enormemente perjudicial si se perdieran esos fondos".

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La mayor parte de la cobertura de noticias sobre la cruzada republicana para eliminar el ‘Obamacare’ se ha enfocado justamente en los 20 millones de estadounidenses que podrían perder la cobertura si los principales componentes de la ACA fueron derogados. Estos incluyen la expansión de Medicaid, nueva cobertura ofrecida a través del Mercado de Seguros de Salud, y los cambios en seguros privados pertenecientes a adultos jóvenes y personas con condiciones de salud preexistentes.

Pero los cambios en el mercado de seguros de salud no fueron todo lo que la ACA logró. También estableció el primer flujo de dinero obligatorio del país dedicado al mejoramiento de la salud pública: el Fondo de Prevención y Salud Pública. "Uno puede sentirlo", dice Richard Hamburgo, vicepresidente ejecutivo y director de operaciones del Trust for America's Health, una organización no partidista que aboga por la prevención de las enfermedades. "Este fondo ha dado pie a programas reales que están afectando positivamente a la población local".

Éstas son importantes mejoras para problemas de salud y del medioambiente que definen la vida cotidiana en ciudades y pueblos. Según estimaciones citadas por la Asociación Americana de Salud Pública, cada incremento de un 10% de fondos comunitarios para los programas de salud pública puede reducir las muertes evitables en entre un 1% y un 7%.

El PPHF trabaja para "mejorar los resultados de la salud, y mejorar la calidad de la atención de salud", principalmente mediante la financiación de alrededor de un 12% del presupuesto anual de los CCPEEU o aproximadamente 890 millones de dólares. Los CCPEEU pasan ese dinero a los programas estatales, municipales y comunitarios que responden a una serie de cuestiones de salud pública (un fondo adicional de 40 millones de dólares del PPHF se destina a la Administración para la Vida Comunitaria y a la Administración de Salud Mental y Abuso de Sustancias).

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Houston es una de las seis ciudades que obtiene fondos directos de PPHF para su programa de prevención de envenenamiento por plomo en los niños. Los Ángeles, Washington DC, Chicago, Nueva York y Philadelphia también han recibido millones de dólares para controlar los riesgos de envenenamiento por plomo, educar a las comunidades y mantener un registro de los niños en tratamiento (todas estas ciudades están a punto de llegar al final de una subvención de tres años). Con esos fondos del PPHF, los CCPEEU también financian los programas estatales contra el plomo; gastó 13 millones de dólares en programas de prevención del envenenamiento por plomo en todo el país en 2016.

¿Qué otra cosa posibilita el PPHF, a través de los CCPEEU? El año pasado, 40 millones de dólares se destinaron a reforzar el programa de Capacidad de Laboratorios y Estudios Epidemiológicos (ELC, por sus siglas en inglés) de los CCPEEU, el cual aumenta la capacidad de los laboratorios estatales y locales para responder a los brotes de enfermedades infecciosas. Más de un 25% del total de las donaciones del programa ELC se destinaron a la investigación del Zika en todos los 50 estados y un gran número de ciudades. Los CCPEEU destinaron otros 160 millones de dólares de fondos del PPHF a Subvenciones Globales de Servicios de Salud y Salud Preventiva, un programa que apoya las soluciones personalizadas en materia de salud en estados y comunidades locales. Algunos ejemplos: en los últimos años esos fondos le han permitido a California expandir su red de alerta de salud, la cual notificó a los hospitales sobre brotes locales durante el brote de Ébola en 2014; Fairfield, Connecticut implementó su primera ruta de bicicletas, y el Condado de Allen, en Kansas utilizó sus subvenciones globales para establecer una red de mercados de agricultores; en Nuevo México, los estudiantes formaron y apoyaron un gimnasio en un pueblo.

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Los fondos del PPHF también han mantenido a flote un importante programa denominado Enfoques Raciales y Étnicos para la Salud Comunitaria (REACH, por sus siglas en inglés). Los CCPEEU destinan casi 51 millones de dólares a los 49 socios ‘REACH’ en comunidades de todo el país, lo cual ayuda a conectar las comunidades minoritarias con altos factores de riesgo para la salud con los servicios de atención y prevención. Ejemplo: en el suroeste del Bronx —el condado urbano más pobre de Estados Unidos, donde los residentes tienen cinco veces más probabilidades de morir de diabetes que los de los vecindarios ricos de Nueva York— la sucursal local de REACH organiza talleres en iglesias locales sobre cómo los feligreses diabéticos pueden controlar su condición, abogar por su salud y tener acceso a mejor información médica.

Ése es sólo uno de los muchos programas que dirige, y les presta servicio a los 280,000 residentes del condado del Bronx. Otros programas REACH anteriores también han dado resultados: de 2001 a 2009, las tasas de vacunación contra la neumonía en comunidades beneficiadas por REACH aumentaron en un 10% entre la población negra, 12.5% entre los latinos, 22% entre nativos de Alaska e isleños del Pacífico, y 11% entre los nativos estadounidenses.

Ésta es sólo una pequeña fracción de los programas, los servicios y la investigación financiados por el PPHF. Dicho todo esto, los estados perderían más de 3,000 millones de dólares durante los próximos cinco años de donaciones y programas apoyados por el fondo, según un reciente análisis realizado por Trust for America's Health. Eso significa que cada ciudad importante podría perder millones de dólares y programas vitales. También pequeñas ciudades y lugares rurales corren el mismo riesgo.

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El congreso podría optar por seguir financiando cualquiera de estos programas comunitarios en ausencia de la ACA. Muchos de ellos, incluyendo el programa REACH y los servicios de prevención de envenenamiento por plomo, existían antes de la ACA, apoyados por diversos fondos discrecionales que generalmente se les daba los estados en primer lugar. Pero incluso si el Congreso decide mantener uno u otro programa financiado, no tendrá el mismo flujo de financiación dedicada — el cual, por cierto, se duplicará para el año 2022— para hacerlo. Tendría que tomar dinero de otros organismos, como los departamentos de trabajo, educación, o salud y servicios humanos, y dejar lagunas en sus presupuestos.

Varios líderes republicanos y el presidente electo han prometido un amplio plan de salud para llenar el vacío creado por una derogación de la ACA, pero no se han ofrecido ideas concretas. Por ahora, nadie puede decir cuáles serán las implicaciones para la cobertura de salud y la salud pública. "Sin el Fondo de Prevención en vigor, ¿podrá el gobierno federal averiguar cómo compensar su ausencia?", pregunta Hamburgo. "Hasta que alguien nos diga, tenemos que asumir que no estará disponible".

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.