Madrid se prepara para el año más verde de su historia

La ciudad europea con los planes más ambiciosos para mejorar la calidad del aire este año probablemente no sea la primera que viene a la mente. No es una de las clásicas innovadoras, como Amsterdam, Copenhague o París. De hecho, es Madrid. Teniendo en cuenta las políticas que están proponiendo, este podría ser el año más ecológico de esta urbe de tres millones de habitantes.
Aunque a nivel de país no es el momento más estable en términos políticos, a nivel local sí hay buenas noticias. La capital de España se ha puesto a trabajar para mejorar la mala calidad de su aire, buscando que la ciudad sea más saludable y habitable. Esto sucederá mediante un programa de 30 puntos, titulado Plan A. " Porque no hay un plan B", ha dicho la alcaldesa Manuela Carmena.
El primer gran cambio realmente comenzó el mes pasado, aunque fue más bien de bajo perfil. Al igual que en 2016, Madrid cerró su principal calle —la amplia y muy transitada Gran Vía— a los automóviles a principios de diciembre. Por ahora, ésta es una herramienta que permite hacer las compras navideñas más agradables, pero más adelante pasará a ser definitiva. Los automóviles regresarán a esa avenida el 7 de enero, pero las calles no serán las mismas por mucho tiempo. Este mismo mes, Madrid planea comenzar a duplicar el tamaño de las aceras, quitándoles espacio a los carriles de los autos para darles a los peatones un espacio adicional de 58,000 pies cuadrados, además de un carril para bicicletas separado en su tramo más concurrido.
Aunque esto reducirá el espacio para los vehículos motorizados en una vía muy transitada, la Gran Vía pronto será una de las pocas partes del centro de Madrid que admita autos que pertenezcan a personas no residentes en sus alrededores. En junio, Madrid estrenará su Área de Cero Emisiones, que solo les permitirá a los residentes locales, personas con movilidad limitada o automóviles con cero emisiones circular por la mayor parte del casco histórico. Entre junio y el año 2020, también se permitirá el acceso a las personas que posean o alquilen uno de los pocos lugares de estacionamiento centrales, pero a partir de 2020 solo se les permitirá estacionar allí si tienen un vehículo con cero emisiones.
Todo esto será muy positivo. Gran parte del interior de Madrid está formado por pequeñas calles enredadas y plazas en las que los autos siempre han tenido problemas para circular. El papel vital de la Gran Vía y las avenidas paralelas de conectarse a la zona más amplia de la ciudad implica que Madrid no impondrá una prohibición total del automóvil en la calle central. Sin embargo, el municipio predice que los cambios serán lo suficientemente radicales como para reducir el tráfico en la ciudad en un 20%, ya que las personas desistirían de la idea de ir a la ciudad en auto.
Madrid claramente espera que al menos algunos de estos conductores empiecen a utilizar bicicletas. La ciudad está duplicando su número de bicicletas públicas y ampliando las estaciones base por primera vez más allá de la circunvalación M30. Mientras tanto, en esta transitada autopista se establecerán medidas para reducir sus emisiones. Actualmente, la ciudad tiene un límite de velocidad de 70 km/h durante los picos de contaminación, una de las varias medidas necesarias para ayudar a limpiar el aire sucio que a menudo se asienta como un manto sobre la ciudad durante los meses más fríos. Para finales de año, este límite de velocidad de 70 km/h se hará permanente, reduciendo en gran medida la velocidad—y por lo tanto las emisiones—del tráfico que circula alrededor de la ciudad.
Los conductores regulares que comiencen a utilizar autobuses usarán una red que es mucho más limpia. Este mes, Madrid inaugura su primera línea de autobuses eléctricos sin cables, ampliando así su flotilla eléctrica a 78 vehículos. A su vez, la alcaldía está tratando de hacer algo similar con sus construcciones. Entre octubre y finales del año, los edificios municipales comenzarán a utilizar únicamente energías renovables. Los más grandes estarán equipados con paneles solares que deberían funcionar bien bajo el sol de Madrid.
La magnitud de los cambios es lo suficientemente amplia como para hacer una pregunta obvia: ¿Cómo ha logrado impulsar el gobierno de la ciudad estas medidas? La administración de Carmena está teniendo éxito en parte porque está cortejando a la opinión pública. Sometió los planes para remodelar la Gran Vía a una votación abierta en febrero pasado, en la que recibió una rotunda mayoría a favor, aunque hubo muy poca participación.
En segundo lugar, la ciudad ha estado trabajando para resolver el clásico enfrentamiento entre el gobierno municipal, que es izquierda, y el gobierno regional de derecha. Este último, dada la representación de un gran número de personas que residen fuera de la ciudad pero que viajan a ella diariamente, ha sido más crítico en las medidas de moderación del tráfico vehicular. Aunque las dos instancias no están de acuerdo, la Comunidad de Madrid —como se le conoce al gobierno de la región— firmó un acuerdo el año pasado para mejorar la calidad del aire mediante la reducción de los límites de velocidad en las circunvalaciones más amplias que están más allá de los límites de la ciudad.
Es un gran paso de avance ahora que las dos autoridades de la región de Madrid coincidan en que la calidad del aire necesita mejorar, incluso aunque no ven la hoja de ruta exactamente de la misma forma. Puede ser que los gobiernos municipales de izquierda y centroizquierda sean más proactivos para impulsar las medidas para disminuir la contaminación del aire, pero el control de los automóviles y la gestión de la calidad del aire está, al menos en Europa continental, convirtiéndose rápidamente en un asunto bipartidista. Para otras ciudades, éste es quizás el aspecto más alentador de los esfuerzos de Madrid.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.