Los pueblos de Colorado que apagaron sus luces para ver las estrellas

No fue fácil deshacerse del alumbrado público y los letreros, pero estas localidades ahora disfrutan del paisaje de la Vía Láctea en las noches.

starry sky
starry sky
Imagen standret/iStock

Mientras la humanidad se expande cada vez más hacia afuera, estamos exterminando a la noche. La contaminación de la luz de los faroles, los carteles publicitarios y un comercio permanente están transformando el alguna vez oscuro firmamento en un más pálido tono de pizarrón: un 80 % de los estadounidenses vive hoy en lugares donde la Vía Láctea es virtualmente invisible. Esto no solo tiene efectos desoladores en el espíritu, sino que trae consigo perjuicios a la salud: la Asociación Médica Norteamericana ha lanzado una advertencia tras otra acerca de las consecuencias perturbadoras del sueño que generan la contaminación de la luz y ciertos tipos de bombillas.

PUBLICIDAD

Pero en los pequeños pueblos fronterizos de Westcliffe y Silver Cliff, Colorado, de una población combinada de menos de 1,200 habitantes, la noche está rebosante de estrellas. A lo largo de una década, defensores del cielo nocturno han convencido a los antiguos pueblos mineros a “oscurecerse” tras el ocaso, revelando la infinita majestad celestial del valle. Un corto audiovisual realizado por Great Big Story relata los esfuerzos del pueblo por preservar este recurso natural en declive.

“¿Has visto alguna vez la Vía Láctea? Ella va de un horizonte a otro”, interviene Jim Bradburn, presidente de Dark Skies Inc, organización sin fines de lucro que impulsó la iniciativa de que el pueblo quedara voluntariamente a oscuras. “Es la cosa más espléndida del mundo. Eso es lo que vemos aquí”.

Como en muchos otros lugares, las principales calles de ambos pueblos alguna vez ardieron con luces de neón y la fluorescencia de los lumínicos, devorando la noche. Los reflectores barrieron el brillo de los patios, garajes y ranchos. Según el New York Times, el astrónomo aficionado Bradburn y su grupo fueron a los tribunales con asociaciones de propietarios de casas y organizaron fiestas astronómicas para generar una mayor apreciación de la noche. “No fue fácil. Este es un pueblo del Viejo Oeste”, sostiene en el filme. “Y a la gente del Viejo Oeste no le gusta que le digan lo que tiene que hacer”.

Pero con el tiempo los líderes favorecieron la idea de una comunidad más oscura, literalmente. Reemplazaron la iluminación pública y decretaron normas requiriendo que las luces exteriores tuvieran cubierta y brillaran mínimamente. Poco a poco, las estrellas comenzaron a brillar más, y como mismo sucedió con ellos, más residentes abrazaron el espectáculo natural. Entonces los turistas, telescopios en mano, comenzaron a dejarse ver por la zona y a visitar el pequeño observatorio que Bradburn ayudó a construir.

Y así se hizo la luz y los residentes comenzaron a verla, y también sus beneficios económicos. “Siempre buscamos hacer algo para atraer a la gente a nuestra comunidad y, finalmente, parece que está ocurriendo así, necesitamos invertir en nuestro cielo”, señala en el filme la alcaldesa de Westcliffe, Christy Patterson.

PUBLICIDAD


Mira aquí el video en inglés:

El año pasado, su pueblo y también Silver Cliff fueron reconocidos por la Asociación Internacional Dark Sky como pertenecientes al pequeño grupo de “comunidades de firmamento oscuro” en el mundo, distinción que contribuye a seducir a más visitantes y añade una dimensión al orgullo del pueblo.

“Siento que somos de un lugar muy especial, al ser capaces de mirar a las estrellas como hicieron, miles de años atrás, nuestros ancestros”, acota un joven residente en el video. No hace falta decir que, en el mundo de hoy, ese sentimiento escasea.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.