Este domingo, miles de residentes huyeron de la zona de Oroville, en California, luego de que el agua en la cercana represa comenzara a rebalsarse. Las carreteras que llevan hacia el norte colapsaron con el tráfico, luego de que las autoridades ordenaron una evacuación a las 4:45 pm.
La crisis de la represa de Oroville refleja las debilidades del plan de infraestructura de Trump
La inversión privada que el mandatario piensa promover podría hacer poco para evitar desastres de este tipo.


Las familias de Oroville, que se tuvieron que dirigir a lugares como el recinto ferial Silver Dollars, en Chico, enfrentarán días de incertidumbre. Ya el domingo en la noche el agua del lago Oroville no estaba sobrepasando la barrera superior del escape de emergencia de la represa, gracias a los esfuerzos de la agencia de manejo de agua de California, quienes aumentaron la capacidad de evacuación del reservorio. Pero la inundación del domingo generó daños y las autoridades están intentando medirlo, para tomar las próximas medidas.
“La represa es sólida”, dijo Bill Croyle, director del Departamento de Recursos Hídricos del estado de California, durante una conferencia de prensa. “[pero] la estructura de control se ha dañado”.
Los problemas comenzaron el pasado martes, cuando se abrió un hoyo en la salida de agua principal de la represa. El colapso de esta estructura de concreto llevó a las autoridades a tomar medidas sin precedentes, mientras se avecinaban tormentas en la zona. El sábado, la agencia estatal de agua abrió la evacuación de emergencia por primera vez en su existencia. De otra manera, se habría creado una “muralla de agua de 30 pies” escapando del embalse, de acuerdo al Los Angeles Times. La evacuación de emergencia, también conocida como evacuación auxiliar, es más o menos una colina que envía el agua hacia el río Feather.
Sin embargo, el agua que escapó por la salida de emergencia el domingo fue demasiada. La colina sufrió una erosión tan severa que amenazó la parte de concreto que corre en la cima de la muralla que contiene el agua. Si esta salida de emergencia hubiera colapsado, podría haber sido un desastre para las comunidades río abajo, lo que obligó a anunciar la evacuación.
El Departamento de Recursos Hídricos logró controlar los niveles del agua y salvar la evacuación de emergencia, mediante un aumento de el flujo de salida principal, a pesar del daño que tenía. De 55,000 pies cúbicos por segundo, el domingo se pasó a evacuar 100,000 pies cúbicos por segundo. Tomar esta decisión, en todo caso, tiene sus riesgos, especialmente porque se podría afectar a la planta de energía Hyatt, debido a la ya comprometida estructura de esta infraestructura.
“Fue una difícil decisión que tomar”, dijo Croyle. “Pero fue la decisión correcta para proteger al público”.

Croyle dijo que la agencia espera drenar 1.2 millones de acre-pies de agua del embalse el lunes y así dejar los niveles de agua en 50 pies. Esto será difícil de lograr, incluso si se mantiene el clima seco.
Las fuertes tormentas en el norte de California tienen a muchos preocupados por inundaciones desde el principio de lo que será una temporada de muchas lluvias. Cuando la nieve empiece a derretirse, la represa de Oroville necesitará tener la capacidad para proteger a quienes viven río abajo. Oroville puede haber sobrevivido a lo peor, pero la crisis aún no está solucionada y este casi desastre podría ser un augurio de otros problemas que Estados Unidos podría tener, sino invierte en actualizar su vieja infraestructura.
Para los más de 100,000 residentes que debieron evacuar sus comunidades, la crisis es algo que se ha ido cocinando de a poco. En 2005, tres organizaciones ambientalistas –Friends of the River, la Liga de Ciudadanos de South Yuba y el Sierra Club– le advirtieron a las autoridades federales que la salida de emergencia no tenía capacidad para inundaciones extremas. Pero, bajo la recomendación de autoridades estatales que estaban frustradas por el costo de una pavimentación de esta salida de emergencia, las autoridades federales pospusieron el tema, de acuerdo al The Mercury News.
A nivel nacional, el gobierno federal ha invertido relativamente poco en represas y diques. En 2009, la ley de estimulo a la economía entregó 290 millones de dólares para proyectos de prevención de inundaciones y otros 490 millones para reparar infraestructura, incluyendo represas, en reservas indígenas. El gobierno federal gasta tanto en recuperación luego de las inundaciones como lo hace en prevención de inundaciones.
Justo antes de la toma de poder del presidente Donald Trump, Barack Obama logró pasar una iniciativa de inversión en este ámbito. En diciembre, Obama firmó la Ley de Mejoras de Infraestructura de Aguas para la Nación, autorizando cientos de millones de dólares para este tipo de proyectos. La ley permite al Equipo de Ingenieros del Ejército a avanzar en ciertos proyectos prescritos, incluyendo la construcción de diques en el río Sacramento, (el que es alimentado por el río Feather).
La ley incluye un tema que podría ayudar a la represa Oroville: en una sección llama al administrador de la Agencia de Emergencias (FEMA) a establecer un programa para identificar y rehabilitar potenciales represas de alto riesgo. De las 87,359 represas del país (cifra de 2013), alrededor de un 17% (14,726) han sido clasificadas como de alto riesgo, lo que significa que problemas en ellas podrían generar muertes.
(U.S. Army Corps of Engineers/National Inventory of Dams)
Este índice sólo refleja las consecuencias de una falla en la represa, no las circunstancias actuales de las represas. Por esto, no significa que un 17% de las represas estén en mal estado. Pero si fallan, sus efectos serían catastróficos.
La represa de Oroville está funcionando como se espera que lo haga. Sin embargo, si se dañan estructuras periferales de la represa –ya sea una o dos de las evacuaciones de agua– esto podría tener consecuencias desastrosas para la economía y el medioambiente. Las autoridades estatales y federales han dejado pasar la oportunidad de tomar acciones preventivas para mejorar esta infraestructura, lo que podría haber costado de decenas a cientos de millones de dólares. Ahora que ambas evacuaciones tienen daño, las mejoras serán de control de daños y los costos para la comunidad todavía están por estimar.
Mejorar y actualizar al represa de Oroville no es un proyecto que encaje muy bien con el plan de un billón de dólares para mejoras en infraestructura que Trump planteó. Hasta el momento, el plan del presidente se refiere a privatizar desarrollo de infraestructura a través de créditos en impuestos. Pero las mejoras de esta represa no son precisamente uno de los proyectos que pueden tentar a los inversionistas que buscan lucro. Y el problema es que este trabajo es absolutamente necesario para proteger a las comunidades cercanas. Si el plan de Trump se refiere a solo ensanchar carreteras y nada más –iniciativas con las que sí es más fácil lucrar–, las comunidades pagarán cuando el recibo llegue, en la forma de negligencias por parte el gobierno.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en CityLab.com.

















