Borrar correos electrónicos puede disminuir la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que generan los centros de datos donde son almacenados. Estos funcionan, generalmente, con electricidad y gastan agua, además de producir desechos electrónicos. En ese proceso se generan emisiones de carbono, uno de los gases de efecto invernadero que contribuye al calentamiento global.