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Arqueología

Arqueólogos griegos afirman haber hallado la ciudad perdida de Tenea, que solo figuraba en relatos históricos

Muros de piedra de lo que probablemente eran casas, un teatro, un cementerio, estatuas de mármol y numerosos objetos de cerámica, bronce y oro proporcionan evidencia del asentamiento de hace casi 3,000 años, a 60 millas de Atenas.
14 Nov 2018 – 05:03 AM EST
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Una vista aérea del sitio de la excavación de Tenea, en Grecia. Crédito: Ministerio de Cultura de Grecia vía AP

Tras un arduo trabajo de investigación de años, arqueólogos griegos anunciaron este martes el hallazgo de "pruebas de la existencia de la antigua ciudad" de Tenea, en el noreste del Peloponeso, de la que hasta ahora solo había referencias en relatos históricos que remiten a las épocas troyana y helénica, según informó el Ministerio de Cultura de Grecia.

Un equipo de investigadores dirigido por la arqueóloga Elena Korka se centró en dos excavaciones cerca de la actual Jiliomodi, a unos 12.4 millas (20 kilómetros) de Corinto y 60 millas (95 kilómetros) de Atenas: el área donde un cementerio organizado de los períodos helenístico y romano se junta con varios edificios y un segundo lugar donde se identificaron los primeros restos residenciales de Tenea.

Una imagen del yacimiento divulgada por el ministerio muestra muros de piedra, restos de lo que probablemente eran casas del asentamiento de hace casi 3,000 años.

Korka, ahora directora de antigüedades y patrimonio cultural de Grecia, dijo a la AP que el equipo había identificado aberturas de puertas, paredes y pisos distintivos, y había desenterrado cerámica adicional que abarcaba desde el siglo IV a.C. hasta la época de los romanos tardíos.

El descubrimiento es una prueba más de la posición única de Tenea como puente entre las culturas griega y romana.

"La ciudad de Tenea presenta un tentador fragmento de la larga historia de la antigua Corinto y da testimonio de los logros artísticos supremos de la civilización grecorromana", escribió Korka para la Universidad de Nueva York el año pasado.

Asentamiento de prisioneros

Según las leyendas, la antigua Tenea fue fundada por prisioneros de la guerra de Troya a los que Agamenón -rey de Micenas y hermano de Menelao, que encabezó la expedición griega contra dicha ciudad- permitió construir su propia urbe.

Tenea disfrutaba de una ubicación ideal al sur del bullicioso y antiguo puerto de Corinto, en la estrecha franja de tierra que conectaba el continente griego con su península del Peloponeso. Contra todo pronóstico, la ciudad de los forasteros "prosperó más que los otros asentamientos, y finalmente tuvo su propio gobierno", escribió el filósofo griego Estrabón.

Según la leyenda, cuando los romanos invadieron Corinto en el año 146 a.C., destruyendo la ciudad e iniciando su toma de control de Grecia, Tenea quedó ilesa. Sin embargo, incluso Tenea finalmente se desmoronó y desapareció, ensombrecida en los libros de historia por otras metrópolis antiguas más consecuentes.

Puesta en duda por varios científicos, los hallazgos que periódicamente aparecían en el sitio daban señales de la existencia de Tenea. En 1846 se descubrió una estatua de mármol de un joven, conocida como el Kouros de Tenea, justo al sur de Corinto. Cuatro décadas más tarde, consiguieron un sarcófago que contenía los restos esqueléticos de lo que había sido una mujer de alta sociedad.

Un teatro y tumbas en círculo

En 2013, Korka y un equipo inspeccionaron un sitio en la zona y, alentados por la cerámica y otros pequeños hallazgos, comenzaron a excavar. "Nuestro objetivo final no era sólo el desenterramiento de un teatro antiguo que supuestamente estaba allí, sino el descubrimiento de pruebas que nos ayudaran a encontrar restos del asentamiento de la antigua Tenea", subrayó en aquel año.

En la zona del cementerio se identificaron siete nuevas tumbas, cuatro de las cuales datan de la época romana y otras tres son de la época helenística, aunque una de ellas fue reutilizada por los romanos.

Los restos encontrados en ellas pertenecían a dos hombres y cinco mujeres, así como dos niños. Todas ellas estaban decoradas con jarrones, monedas y joyas de oro, bronce y hueso.

También dentro del yacimiento, los arqueólogos recuperaron objetos de una serie de diferentes parcelas de entierro. Catorce tumbas, organizadas en círculos, al igual que la convención romana, arrojaron un número de monedas de oro y plata, jarrones y una serie de lámparas, la más llamativa de las cuales contenía representaciones de la diosa romana Venus y dos cupidos.

Entre los hallazgos hay un anillo con un sello que representa a la deidad Serapis en un trono, un espejo con una representación de la diosa Higía -deidad de la curación, la limpieza y la sanidad-, y varias monedas, entre las cuales tres datan de los primeros días de Corinto como colonia romana, en torno al 44-40 a. C.

Al norte del cementerio, en la segunda excavación, se identificaron varias edificaciones en un espacio de 803 yardas cuadradas (672 metros cuadrados), dentro de las cuales se encontraron suelos de arcilla en buen estado, así como porciones de azulejos de mármol y piedra.

Algunas de ellas cuentan con elementos arquitectónicos bien conservados como columnas y arquitrabes.

En esta misma zona se encontraron más de doscientas monedas, que datan desde comienzos del helenismo hasta finales de la época romana, muchas de las cuales pertenecieron a Lucio Septimio Severo, el primer emperador romano de origen norteafricano.

Esto muestra que probablemente Tenea creció económicamente de forma considerable durante la dinastía de los Severos.

El Ministerio de Cultura informó de que estos descubrimientos prueban que Tenea sufrió las consecuencias de la invasión del Peloponeso del rey visigodo Alarico I en el 396-397 a. C. y que pudo haber sido abandonada a finales del siglo VI d. C.

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