Durante un homenaje realizado por las autoridades del estado de Michoacán, México, solo asistieron parte de los familiares de los 13 policías asesinados durante la emboscada del lunes pasado. El servicio funerario fue sensible y estuvo poblado de llantos y gritos. Solo ocho ataúdes estuvieron en la ceremonia ya que las familias de los otros cinco fallecidos se negaron a participar.