Bolsonaro contempla adelantar su regreso a Brasil en medio de presiones para que sea expulsado de EEUU
El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro parece que podría adelantar su regreso al pais sudamericano en cualquier momento.
El martes, le dijo a un medio de comunicación brasileño que adelantaría su regreso a casa, originalmente programado para fines de enero, luego de haber sido hospitalizado con dolores abdominales derivados de un apuñalamiento en 2018.
“Vine a pasar un tiempo con mi familia, pero estos no fueron días tranquilos”, dijo Bolsonaro a la afiliada en portugués de CNN en Brasil. “Primero fue este triste episodio en Brasil y luego mi hospitalización”.
Bolsonaro llegó a Florida a fines de diciembre, evitando la toma de posesión el pasado primero de enero de Luiz Inácio Lula da Silva, que se convirtió en el primer mandatario electo brasileño en no recibir la banda presidencial de su predecesor desde la restauración de la democracia en la década de 1980.
Bolsonaro se aloja en la casa en Orlando del luchador brasileño de artes marciales mixtas José Aldo, un ferviente partidario.
Su nuevo hogar, Encore Resort at Reunion, en los suburbios de Orlando, está formado por casas de alquiler amuebladas con canchas de fútbol de salón, salas de proyección, decoración Disney en las paredes y peluches de Mickey Mouse en las camas.
Durante el tiempo que ha pasado allí se le ha visto comiendo solo en un restaurante de pollo KFC, comprando en un supermercado local y saludando a simpatizantes.
Su visita a Florida pasó prácticamente desapercibida en Estados Unidos hasta el asalto del domingo de miles de simpatizantes que había estado acampando durante semanas frente a una base militar en Brasilia, negándose a aceptar la estrecha derrota de Bolsonaro en la segunda vuelta de octubre. Su invasión al Congreso y el Palacio Presidencial de Brasil dejó vidrios rotos, computadoras dañadas y obras de arte destruidas.
Biden bajo presión para expulsar a Bolsonaro
Casi desde el momento en que las imágenes de destrucción se transmitieron al mundo, políticos expresaron su preocupación por la presencia continua de Bolsonaro en suelo estadounidense, estableciendo paralelismos entre los disturbios en Brasil y la insurrección del 6 de enero de 2021 de los aliados de Donald Trump que irrumpieron en el Capitolio para tratar de evitar el cambio de gobierno.
Entre los que pidieron al presidente Joe Biden que expulsara a Bolsonaro estaba la representante demócrata Alexandria Ocasio-Cortez.
“Casi dos años después del día en que el Capitolio de Estados Unidos fue atacado por fascistas, vemos movimientos fascistas en el extranjero que intentan hacer lo mismo en Brasil”, dijo la legisladora neoyorquina. “Estados Unidos debe dejar de otorgar refugio a Bolsonaro en Florida”.
Debería ser una decisión obvia para la Casa Blanca, dicen algunos expertos. Biden nunca ha tenido una relación cercana con Bolsonaro, quien hizo causa común con los principales aliados de Trump en la extrema derecha. Y es probable que cualquier acción para expulsarlo sería bien recibida en América Latina, donde Biden está cortejando líderes de izquierda que han llegado al poder en lugares como Chile y Colombia, expresando preocupaciones similares sobre las amenazas a la democracia.
“Una cosa es hacer declaraciones sobre el apoyo a la democracia”, dijo John Feeley, un veterano diplomático estadounidense en América Latina que renunció como embajador en Panamá en 2018 por diferencias con la administración Trump. “Otra es tomar medidas en tu propia casa, donde tienes el control soberano, con alguien que claramente está aliado con las mismas personas vinculadas al 6 de enero”, dijo Feeley.
Pero hasta ahora, la administración Biden ha procedido con cautela.
El lunes, el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price, al tiempo que eludía las preguntas sobre la presencia de Bolsonaro, dijo que cualquier persona que entrara en EEUU con el llamado visado A-1 reservado para jefes de Estado en ejercicio, tendría 30 días para abandonar el país o ajustar su estatus con el Departamento de Seguridad Nacional al concluir su mandato.
El asesor de Seguridad Nacional de Biden, Jake Sullivan, fue igualmente circunspecto y solo dijo que cualquier solicitud del gobierno de Brasil relacionada con Bolsonaro sería evaluada, teniendo en cuenta los precedentes legales. Por lo general, Estados Unidos se muestra reacio a discutir asuntos relacionados con las visas por cuestiones de privacidad.
Feeley dijo que cuanto más espere la administración de Biden, más débil se percibirá su apoyo a la democracia en la región.