Las ayudas energéticas para los más pobres fueron recortadas y el cierre del gobierno lo empeora justo al llegar el invierno

A medida que el otoño da paso al invierno y las temperaturas comienzan a bajar, millones de personas en todo Estados Unidos tendrán dificultades para pagar sus crecientes facturas de energía. El cierre del gobierno está empeorando aún más la situación: varios estados han retrasado el inicio de sus ayudas energéticas para el invierno porque aún no han recibido los fondos asignados por el gobierno federal.

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Conor Harrison, Elena Louder, Nikki Luke y Shelley Welton* para The Conversation
Video Cierre de gobierno afecta la ayuda energética y muchos podrían quedarse sin calefacción en invierno

A medida que el otoño da paso al invierno y las temperaturas comienzan a bajar, millones de personas en todo Estados Unidos tendrán dificultades para pagar sus crecientes facturas de energía. El cierre del gobierno está empeorando aún más la situación: varios estados han retrasado el inicio de sus ayudas energéticas para el invierno porque aún no han recibido los fondos asignados por el gobierno federal.

Una encuesta nacional realizada en 2023 reveló que casi uno de cada cuatro estadounidenses no podía pagar la totalidad de su factura de energía durante al menos un mes, y casi uno de cada cuatro afirmó que mantenía su hogar a temperaturas inseguras para ahorrar dinero. Para 2025, las encuestas actualizadas indicaban que casi tres de cada cuatro estadounidenses estaban preocupados por el aumento de los costos de la energía.

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Las estimaciones conservadoras sugieren que las empresas de servicios públicos cortan el suministro eléctrico a más de tres millones de hogares estadounidenses cada año porque los residentes no pueden pagar sus facturas.

El problema de los altos precios de la energía no pasa desapercibido para la administración Trump.

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El primer día de su segundo mandato en 2025, el presidente Donald Trump declaró una emergencia energética nacional mediante un decreto ejecutivo, afirmando que "los altos precios de la energía... devastan a los estadounidenses, en particular a aquellos con ingresos bajos y fijos".

El secretario de Energía, Christopher Wright, expresó su preocupación por los cortes de suministro y esbozó la misión de "reducir esa cifra, con el objetivo de llegar a cero".

Sin embargo, la propuesta presupuestaria de la administración para 2026 eliminó la financiación del Programa de Asistencia Energética para Hogares de Bajos Ingresos (LIHEAP, por sus siglas en inglés), el programa federal que administra los fondos para ayudar a los hogares de bajos ingresos a pagar sus facturas de servicios públicos.

Aunque parece que sigue habiendo apoyo bipartidista para el LIHEAP en el Congreso, el 1 de abril de 2025, la administración despidió a todo el personal de la oficina del LIHEAP. Estos despidos dificultan la capacidad del gobierno federal para liberar los fondos del LIHEAP, incluso cuando el gobierno vuelva a abrir.

Muchas personas ya tienen dificultades para reunir la ayuda necesaria de diversas fuentes para pagar sus facturas de energía. Como investigadores que estudian la inseguridad energética, creemos que eliminar la oficina federal responsable de administrar la asistencia para el pago de las facturas de energía hará aún más difícil para los estadounidenses llegar a fin de mes.

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Lo mucho que está en juego en la asequibilidad de la energía

Trabajamos con comunidades de Carolina del Sur y Tennessee, donde muchos residentes tienen dificultades para calentar y refrigerar sus hogares.

Vemos cómo los altos precios de la energía obligan a las personas a hacer concesiones peligrosas. Los hogares con bajos ingresos a menudo se ven obligados a elegir entre comprar productos de primera necesidad, pagar el cuidado de los niños o pagar sus facturas de servicios públicos.

Una persona mayor con la que hablamos para nuestra investigación, Sarah, nos explicó que habitualmente renuncia a comprar medicamentos para poder pagar su factura de servicios públicos.

Desafortunadamente, estas historias son cada vez más comunes, especialmente en comunidades de bajos ingresos y comunidades de color.

Reducción de los recursos de asistencia

El LIHEAP, creado en 1981, proporciona fondos a los estados en forma de subvenciones en bloque para ayudar a las familias de bajos ingresos a pagar sus facturas de servicios públicos. En el año fiscal 2023, el programa distribuyó 6,100 millones de dólares en ayudas para la energía, lo que ayudó a unos 5.9 millones de hogares a evitar la pérdida de sus conexiones eléctricas.

El reducido personal del programa desempeñó un papel fundamental en el desembolso de estos fondos, proporcionando directrices de aplicación, supervisando la gestión de los fondos a nivel estatal y realizando un seguimiento y una evaluación de la eficacia del programa.

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Es poco probable que otras fuentes de financiamiento puedan cubrir las carencias si los estados no reciben fondos del LIHEAP del gobierno federal. La financiación del programa nunca ha sido suficiente para satisfacer las necesidades.

En 2020, el LIHEAP prestó asistencia solo al 16% de los hogares que reunían los requisitos. Nuestra investigación ha revelado que, en la práctica, muchos hogares dependen de una serie de organizaciones sin fines de lucro locales, organizaciones religiosas y redes informales de familiares y amigos para ayudarles a pagar sus facturas y mantener la calefacción en invierno.

Por ejemplo, una participante en la investigación llamada Deborah informó que, cuando se enfrentó al corte del suministro eléctrico, "condujo de iglesia en iglesia" en busca de ayuda. United Way, en Carolina del Sur, recibió más de 16,000 llamadas de personas que buscaban ayuda para pagar sus facturas de servicios públicos en 2023.

Estos servicios caritativos son un importante salvavidas para muchos, especialmente en las comunidades que estudiamos en el sur. Sin embargo, las investigaciones han demostrado que los programas basados en la fe no tienen el alcance de los programas públicos.

Sin el LIHEAP, los limitados fondos proporcionados por las organizaciones sin fines de lucro y las conexiones personales que las personas logran establecer se verán aún más reducidos, especialmente porque otros servicios caritativos, como los bancos de alimentos, también se enfrentan a recortes de financiación.

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Lo que nos espera

Aunque el Congreso ha decidido financiar el LIHEAP para 2026, el cierre del gobierno amenaza la capacidad del programa para llegar a las familias a tiempo para los fríos meses que se avecinan. Mientras que el calor del verano va en aumento, las muertes relacionadas con el frío también han ido en aumento. Las olas de frío a principios de 2024 y de nuevo en 2025 dejaron varias personas muertas por hipotermia. Se trata de muertes evitables que la continuación de la ayuda del LIHEAP podría ayudar a evitar.

Estas amenazas al LIHEAP, especialmente junto con la incertidumbre sobre la ayuda federal para la alimentación, ponen en peligro el objetivo de la asequibilidad de la energía para todos los estadounidenses, y la vida de estos. Hasta que se puedan ampliar las fuentes de energía más asequibles, como la solar y la eólica, es necesaria una expansión de los programas de ayuda federal, no una contracción.

Aumentar el alcance y la financiación del LIHEAP es una opción. Hacer más eficaces los programas de climatización de viviendas es otra.

Los gobiernos también podrían exigir a las empresas de servicios públicos que condonen las facturas atrasadas, apliquen planes de pago porcentuales sobre los ingresos y pongan fin a los cortes de suministro. Actualmente, alrededor de dos docenas de estados cuentan con normas para evitar los cortes durante las peores olas de calor del verano.

Por ahora, los recortes suponen una mayor presión para las organizaciones sin fines de lucro, las organizaciones religiosas y las redes informales. De cara a otro invierno de temperaturas de congelación, solo podemos esperar que los retrasos en los pagos del LIHEAP y los recortes de personal del LIHEAP no presagien un número creciente de muertes que se podrían evitar.

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* Conor Harrison es profesor asociado de Geografía Económica en la Univesidad de Carolina del Sur, Elena Louder es investigadora posdoctoral en Geografía en la Universidad de Carolina del Sur, Nikki Luke es profesora asistente de Geografía Humana en la Universidad de Tennessee, y Shelley Welton es profesora de Leyes y Política Energética en la Universidad de Pennsylvania.

Etienne Toussaint, profesor de Derecho en la Universidad de Carolina del Sur, y Ann Eisenberg, profesora de Derecho en la Universidad de Virginia Occidental, colaboraron en este artículo.

Esta es una actualización de un artículo publicado originalmente el 13 de mayo de 2025.

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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