Justo cuando se encontraba en su tercer embarazo, los médicos dijeron a Paula Durán, una inmigrante colombiana que vive en California, que padecía un cáncer terminal que le afectaba el estómago y el cerebro. Desde entonces, su esposo Sergio empredió una cruzada para conseguir una visa humanitaria que le permitiera a los padres de Paula viajar desde Colombia a Estados Unidos para acompañarla.