Los nuevos detalles que siguen conociéndose sobre el ataque militar estadounidense realizado contra un bote en el Caribe en septiembre siguen cuestionando las explicaciones oficiales sobre por qué se ordenó un segundo bombardeo contra los sobrevivientes.
No se dirigían a EEUU y parecían pedir auxilio: los nuevos detalles sobre el ataque de Washington a sobrevivientes de supuesta "narcolancha"
Varios medios reportaron nuevas revelaciones dadas a conocer por testigos de los videos del ataque militar del 2 de septiembre, que siguen cuestionando las explicaciones oficiales sobre por qué se ordenó un segundo bombardeo contra los sobrevivientes.
Testigos que vieron varios videos durante las sesiones clasificadas realizadas este jueves para que militares informaran a legisladores sobre el polémico ataque, le revelaron a The New York Times que el humo negro que inundó la zona tras el primer bombardeo no se disipó hasta unos 30 minutos después.
Fue entonces cuando en las imágenes se pudo ver a los sobrevivientes, que pasaron todo ese tiempo tratando de subirse a los restos del barco y cayendo continuamente al agua.
Según estas fuentes, las dos personas que seguían con vida agitaron sus manos hacia el aire. Esto podría interpretarse como un intento de rendirse o de pedir ser rescatados, dijeron varios de los legisladores presentes en la reunión.
Se considera un crimen de guerra matar a náufragos. El Manual sobre Leyes de Guerra del Pentágono las define como personas "que necesitan asistencia y cuidados" y que "deben abstenerse de cualquier acto hostil".
Sin embargo, los militares defendieron en el encuentro que podrían estar haciendo señales a otros presuntos narcotraficantes, pese a que no había otras embarcaciones desconocidas en el rango visual.
También argumentaron que los dos hombres podrían estar comunicándose con alguien en ese momento. Varios funcionarios llegaron a decir a The New York Times que uno de ellos había llegado a pedir ayuda por radio, pero en el video no se vio ninguna radio ni teléfono satelital.
Los miembros de las Fuerzas Armadas también aseguraron que pensaron que parte del casco podía seguir a flote porque aún contenía paquetes de cocaína, por lo que interpretaron los esfuerzos de los sobrevivientes por darle la vuelta como un intento de recuperar cualquier resto de droga.
Sea como fuere, fue entonces cuando el almirante a cargo de la operación, Frank Bradley, dio la orden de seguir atacando, según la versión oficial del Pentágono.
Tres destellos de luz llenaron entonces la pantalla, correspondiente a los tres ataques realizados posteriormente. Después, los hombres dejan de ser visibles en el video.
El barco atacado no se dirigía directamente a EEUU, según reportes
Por su parte, CNN reportó que Bradley informó a los legisladores que el bote atacado planeaba reunirse con otra embarcación de mayor tamaño para transferirle drogas y transportarla a Surinam.
El almirante argumentó que existía la posibilidad de que el cargamento hubiera llegado después desde Surinam a EEUU, y que eso justificaba el ataque, aunque no se dirigiera directamente a territorio estadounidense en ese momento.
Sin embargo, Donald Trump afirmó cuando anunció este ataque en septiembre que había tenido como objetivo una embarcación “en aguas internacionales y transportando narcóticos ilegales con destino a EEUU", aparentemente de manera directa, y sin mencionar nunca que se dirigía realmente al país sudamericano.
Las propias autoridades antidrogas estadounidenses afirman que las rutas de tráfico a través de Surinam se destinan principalmente a los mercados europeos.
Bradley también reconoció que el barco había dado la vuelta antes de ser impactado, porque las personas a bordo parecieron ver la aeronave estadounidense en el aire, según estas mismas fuentes de CNN.
Aumenta el escrutinio sobre la campaña militar de Trump en el Caribe y Pacífico
Los nuevos detalles suponen otra vuelta de tuerca al argumento del gobierno de Trump de que atacar el barco varias veces y matar a los sobrevivientes era necesario para proteger a EEUU de una supuesta amenaza inminente.
Los ataques del 2 de septiembre fueron la primera incursión del ejército estadounidense en la campaña contra embarcaciones que presuntamente transportaban drogas.
Sin embargo, este ataque en particular y el resto de la campaña, que hasta ahora ha destruido más de 20 barcos y causado la muerte de más de 80 personas, están ahora bajo un intenso escrutinio.
Si bien el almirante Bradley declaró rotundo que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, no emitió la orden de "matar a todos" contra los sobrevivientes, los legisladores demócratas afirman que el alcance de la misión era claro: destruir las drogas y matar a las 11 personas a bordo.
Los congresistas y expertos militares afirman que la secuencia de eventos es alarmante y podría violar las leyes de conflicto armado que salvaguardan los derechos humanos y protegen a las tropas estadounidenses.
Estaban "a la deriva en el agua, hasta que llegaron los misiles y los mataron", declaró el representante Adam Smith, el demócrata de mayor rango en el Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, y añadió que su asesinato era "profundamente preocupante".
Sin embargo, el senador Tom Cotton, presidente republicano del Comité de Inteligencia del Senado, afirmó creer que el video muestra a las dos personas intentando voltear el trozo de la embarcación. Para él, eso era indicio suficiente de que los sobrevivientes intentaban "seguir luchando" y, por lo tanto, seguían siendo objetivos justificables.
Lo que los legisladores descubran en las próximas semanas, y hasta qué punto están dispuestos a presionar al gobierno para obtener respuestas, representa un momento decisivo para las fuerzas armadas al mando de Trump como presidente.
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