FILADELFIA, PA- La comisionada de policía de Filadelfia está defendiendo su departamento y la respuesta de la ciudad a los días de protestas generalizadas contra la brutalidad policial el verano pasado a raíz del asesinato policial de George Floyd en Minneapolis en mayo.

La comisionada Danielle Outlaw realizó una conferencia de prensa el jueves para responder a las duras críticas a su toma directa de decisiones emitidas en un informe sobre la respuesta a la protesta. Realizado por dos firmas independientes y publicado por la oficina del controlador de la ciudad el miércoles, el informe ha llevado a la junta editorial del periódico más grande de la ciudad a pedir la renuncia de Outlaw.

Los críticos y manifestantes han denunciado el uso de gas lacrimógeno y otras municiones menos que letales por parte de la ciudad durante al menos tres incidentes. En un caso, los agentes dispararon botes de gas y bolitas de gas pimienta contra los manifestantes que se dirigieron a la Interestatal 676, quedaron atrapados por los SWAT y otros vehículos policiales y trataron de subir una colina empinada y pasar una cerca para escapar.

"Simplemente no había un plan para lo que nuestra ciudad enfrentó este verano", dijo Outlaw sobre los días de disturbios por la injusticia racial que en algunas áreas se convirtieron en violencia, destrucción de propiedad de la ciudad y de la policía y robos.

Pero la policía ha tenido que lidiar con grandes disturbios civiles en el pasado. Hubo el motín de Mardi Gras en South Street en 2001. En 2008, los fanáticos de los Filis tomaron las calles de la ciudad y 10 años más tarde, los fanáticos jubilosos descendieron sobre Center City después de la victoria del Super Bowl. Ninguno de esos incidentes requirió el uso de gas lacrimógeno para controlar a la multitud. En cambio, la policía utilizó otras tácticas.

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Responsabilidad compartida

A diferencia de un informe independiente anterior encargado por la oficina del alcalde Jim Kenney que decía que la ciudad no estaba preparada en gran medida para los disturbios, el informe encargado por la oficina del controlador Rebecca Rhynhart culpó directamente a Outlaw y Kenney.

El informe dijo que Kenney cedió la toma de decisiones sobre si usar gas lacrimógeno o municiones menos letales a Outlaw, y señaló que antes de que ella llegara a Filadelfia en febrero pasado, había sido criticada por usar gas lacrimógeno para controlar las protestas en Portland, donde anteriormente estaba.

El informe también publicó nuevos supuestos detalles de la respuesta específica de Outlaw extraídos de entrevistas, revisiones de la comunicación policial y el tráfico de radio. Los autores dijeron que Outlaw había solicitado el uso de gas lacrimógeno en al menos otro incidente durante las protestas y que ella estaba presente en un paso elevado, pero no al mando, cuando los manifestantes se dirigieron a la carretera antes que municiones y gas menos que letales. fueron desplegados.

Outlaw el jueves rebatió ambas acusaciones. Dijo que no podía recordar si pidió desplegar gas lacrimógeno la primera noche de las protestas, pero no cree que hubiera pensado que estaba justificado por daños a la propiedad.

También dijo que no estaba presente cuando se lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes en la carretera, pero llegó al paso elevado después de que ya se había utilizado.

Outlaw destacó que el uso de gas lacrimógeno "no estaba predeterminado".

Los nuevos detalles del informe llevaron a la junta editorial de The Philadelphia Inquirer a pedir la renuncia de Outlaw. Outlaw dijo el jueves que no tenía planes de renunciar y que el alcalde no le había pedido que renunciara.