El triunfo del joven Zohran Mamdani en la contienda por la alcaldía de la ciudad de Nueva York, coronándose como el primer alcalde musulmán y autodenominado socialista democrático, es una noticia que trasciende los límites de la principal ciudad del país. Su campaña, y ahora su victoria, ha generado un profundo sacudón ideológico interno que el establishment demócrata había intentado sofocar o ignorar.
La victoria de Mamdani en Nueva York profundiza la 'guerra' por el alma del Partido Demócrata
El joven Mamdani acaba de ganar la alcaldía de Nueva York, la ciudad más poblada de EEUU y el bastión progresista más grande. Su victoria es un sacudón liberal que desafía al establishment demócrata moderado. ¿Significa la victoria de Mamdani, un autodefinido socialista, el inicio de una 'guerra civil' partidaria?

En su discurso de victoria, en Brooklyn, el demócrata presentó su gesta como una vía para oponerse a Donald Trump, algo que muchos dentro del Partido Demócrata esperan que planteen sus líderes tras casi un año de la derrota de 2024.
"Si alguien puede mostrar a una nación traicionada por Donald Trump cómo derrotarlo, es la ciudad que lo vio nacer (...) En este momento de oscuridad política, Nueva York será la luz", afirmó Mamdani ante sus seguidores.
Pero la pelea que Mamdani plantea no será solo con los republicanos de Trump, sino que bien podría abrirse dentro del propio partido para definir las estrategias futuras frente a Trump.
Mamdani hizo una contienda novedosa a nivel comunicación y ganó una elección histórica que podría reconfigurar al Partido Demócrata. Su victoria sobre Andrew Cuomo, exgobernador y considerado un representante del establishment (que incluso cosechó un curioso apoyo del presidente republicano Donald Trump) proyecta una discusión ideológica puertas adentro.
“La victoria de Mamdani creo que puede iniciar la tan comentada 'guerra civil' del partido”, señala a Univision Noticias Marco Frieri, estratega político.
“Este resultado les da a los progresistas más fuerza, más banderas para influenciar más la dirección del partido”, dice Frieri, coincidiendo con una sensación extendida dentro del partido que el ala progresista está ganando posiciones en un momento en el que su electorado luce mayormente desencantado tras la derrota de 2024 a manos de Donald Trump.
La llegada de Mamdani al poder de la ciudad más poblada de Estados Unidos, con una plataforma de populismo económico, desafía al liderazgo tradicional del partido y puso en primer plano una agenda económica progresista relegada por años.
La experiencia de Nueva York expone la tensión entre quienes buscan renovar el partido desde sus bases y quienes defienden su estructura centrista.
Mamdani: la validación del ala progresista
Mamdani también ha sido blanco de críticas por su postura sobre la guerra de Gaza: se distanció de la tibieza general sobre el tema que ha tenido el partido y calificó de “genocidas” las acciones del gobierno israelí.
La polémica derivó en ataques islamófobos en su contra en redes, pero su campaña respondió reivindicando la diversidad de Nueva York, y mostrando el gran apoyo a Mamdani de comunidades judías neoyorquinas, incluidos influyentes rabinos.
La campaña de Mamdani tuvo un punto exitoso en que estuvo centrada en un diagnóstico directo del malestar urbano: el alto costo de vida en una de las ciudades más caras del mundo y la desigualdad que viene aparejada.
El ahora alcalde electo prometió congelar los alquileres de aproximadamente un millón de viviendas con renta regulada, trabajar para hacer el transporte público gratuito y financiar cuidado infantil a través de impuestos más altos para los sectores de mayores ingresos.
Esa agenda, que parecía muy arriesgada hace una década, hoy se abre paso en medio del pulso de una base algo enojada con la clase política. “Yo creo que más que un fin es un comienzo de una discusión más compleja”, afirma Frieri.
El apoyo de figuras nacionales como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez consolidó la proyección nacional de Mamdani y reforzó la sensación de que su victoria podría servir como prueba de que una agenda más abiertamente progresista puede ganar terreno, al menos en centros urbanos.
Desde 2016, cuando el partido eligió el camino moderado que ofrecían Hillary Clinton, primero, y Joe Biden, después, frente al fenómeno Sanders, más a la izquierda, quedó planteada una discusión sobre la dirección.
Y ahora queda la pregunta renovada: ¿acompañar la transformación que representa Mamdani o temerle?
José Muñoz, estratega demócrata, apuntó a Univision Noticias: "El futuro de la política residirá en candidatos que sean capaces de comunicarse auténticamente y que puedan hablar de los problemas cotidianos de la gente, el alto costo de vida, algo que muchas personas trabajadoras en todo el país están enfrentando”.
Mamdani, el reto de la etiqueta 'socialista' y los latinos
Definirse como socialista en Estados Unidos sigue teniendo connotaciones negativas. Mamdani lo hizo con orgullo, consciente de que el término genera rechazo en sectores conservadores y alarma entre los progresistas moderados.
"Ese label para el Partido Demócrata hoy en día puede ser aún más dañino porque ahora tienen que defender, de cierta forma, a un copartidario que se define así: Mamdani”, considera Frieri.
El problema no es solo semántico: "La etiqueta de socialista no tiene forma sencilla de volverla positiva porque en la mente del estadounidense común es históricamente percibida como negativa", agrega el analista.
En su lectura, el nuevo alcalde obliga a su partido a dar una batalla de percepción en un país donde el “socialismo” ha sido durante décadas un arma retórica de la derecha.
La tarea puede ser especialmente compleja entre el electorado latino, históricamente sensible a ese concepto, por haber salido de países en donde el "socialismo" está asociado a gobiernos autoritarios que terminaron expulsándolos.
Frieri advierte: “Ir a hacer campaña con nicaragüenses-americanos, venezolanos-americanos, cubanos-americanos y decirles ‘no somos igual a lo que tú viste en tu país de origen' y explicarles que un alcalde demócrata se autodenomina 'socialista’ será muy complejo".
Sin embargo, la conversación que abre Mamdani podría redefinir el término por parte de quienes apuntan a que el “socialismo democrático” del nuevo alcalde se vincula con políticas de equidad: salud pública, vivienda y servicios básicos, y puede ayudar a un rebranding o reempaquetamiento , como ocurrió con la etiqueta “Obamacare”, que inicialmente fue usada despectivamente y terminó siendo símbolo de un sistema de cobertura médica ampliada que hoy goza de una gran popularidad.
Muñoz apunta a que la campaña de Mamdani, que ha sido un éxito de comunicación, con sus mensajes en redes sociales, sus conversaciones cara a cara con la gente y sus propuestas de campaña centradas en temas que le importan a los trabajadores, debe ser mirada con atención dentro del partido.
"La meta y el reto que necesitamos enfrentar es lograr repetir ese mensaje, asegurarnos de que los candidatos, como lo hizo Mamdani, hablen auténticamente a sus votantes, conecten con ellos y hablen de esos temas que son más importantes para ellos", dijo Muñoz.
Esa visión —centrada en la justicia económica más que en la identidad partidaria— ayudó a que su mensaje se viralizara. Frieri lo sintetiza: “Ha sido una campaña cercana a la gente, conectada a la gente, y con un enfoque moderno”.
Las promesas de Mamdani bajo la lupa
Frieri alerta sobre los riesgos de la sobrepromesa del recién elegido alcalde: "El Partido Demócrata no puede ir por un camino de prometer cosas que no puede cumplir. No se trata de prometer cosas que no se pueden hacer con tal de tratar de atraer el electorado".
El congelamiento de alquileres, por ejemplo, despierta debate entre economistas. Sus críticos, incluidos líderes empresariales y analistas fiscales, han cuestionado la viabilidad de su plan, advirtiendo que podría incentivar la salida de empresas del estado.
"La vía de congelar los arriendos, por ejemplo, puede causar más problemas que los que soluciona", señala Frieri, quien advierte que medidas de alto impacto popular pueden volverse insostenibles si carecen de respaldo institucional.
"Si la administración de Nueva York no arranca bien, va a ser un golpe al movimiento de Mamdani y también para el Partido Demócrata en general".
¿Puede el progresismo gobernar con la misma energía que moviliza? Esa tensión, entre la inspiración y la gestión eficaz, marcará el futuro de Mamdani y el de quienes vean en él una nueva brújula para el rumbo del Partido Demócrata.







