"Yo lo que quiero es justicia", dice padre del joven hispano desarmado que murió a manos de la Policía

José Chávez perdió la vida luego de recibir múltiples disparos de balas de perdigones y descargas eléctricas por parte de agentes de la Policía de Los Ángeles a principios de mayo. Este martes fue sepultado y su familia busca respuestas, pues todavía no entiende por qué se usó tal fuerza contra una persona desarmada y que según ellos no estaba haciendo nada malo.

Video Padres de joven hispano que murió bajo custodia de las autoridades demandan a la ciudad de Los Ángeles

LOS ÁNGELES, California.– Leodegario Chávez reconoce con pesar que es antinatural que los padres entierren a sus hijos. "Es lo que uno piensa, pero así pasan las cosas", reflexiona el inmigrante que este martes sepultó a su hijo mayor, José Chávez, de 25 años, en un cementerio de Los Ángeles.

El señor Leodegario, de 62 años, se encontraba vacacionando en México hace tres semanas cuando le avisaron por teléfono que José había tenido un altercado con la Policía en Sur Los Ángeles. Haciendo arreglos para viajar de regreso a California le dieron una noticia peor: su hijo ya había fallecido.

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"Es muy triste, todavía no me recupero bien", dijo el padre de José Chávez en una entrevista con Univision Noticias. "Yo lo que quiero es justicia. Lo que el juez diga (sobre el castigo a los responsables), para que no sigan abusando. Hoy me tocó a mí, mañana será otra persona", agrega quien emigró a este país hace 45 años.

Sus familiares y amigos velaron a José el domingo y el entierro no se hizo al día siguiente por coincidir con el Día de los Caídos (Memorial Day), por eso se aplazó hasta este martes. Lo sepultaron en el cementerio Rose Hills de Whittier, en una ceremonia privada.

Buscando obtener más detalles sobre esta muerte y que los agentes reciban el castigo que ellos creen que merecen, la familia Chávez interpuso la semana pasada una demanda contra la Policía de Los Ángeles (LAPD) por homicidio culposo y por "mal entrenamiento" de los policías involucrados en este caso.

El señor Leodegario no entiende que su hijo mayor haya perdido la vida por recibir varios disparos de balas de perdigón y descargas de una pistola eléctrica. Aquel 6 de mayo al menos 10 oficiales respondieron a la supuesta llamada sobre un sospechoso en la cuadra 4400 de la avenida Towne. Se trata de un incidente que parecía menor, pero que terminó en una tragedia.

Según se observa en un video, José salió desarmado al encuentro de los oficiales del LAPD y solo se le ve sosteniendo una flor blanca en una mano y una botella de agua en la otra. Vestía una gorra, una camiseta gris y un pantalón corto negro. La Policía confirmó que el joven recibió varios disparos de balas "no letales" y descargas eléctricas antes de morir en un hospital local. Los resultados de la autopsia aún no han sido publicados.

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"La Policía dice que él se quería meter a una casa, pero ¿cómo? Si todos ahí lo conocen", dice el padre de José, quien comenta que su hijo nació y creció en las calles del Sur-Centro angelino. Ahí estudió hasta el grado 10 u 11, y continuó frecuentando el barrio incluso cuando sus padres se separaron.

La casa en la cual ocurrió el incidente es de un viejo amigo de José, aseguró su padre. En la misma cuadra, en otra vivienda, su hijo realizaba labores de mantenimiento desde un día anterior al fatal encuentro con la Policía, dijo el señor Leodegario.

Este inmigrante originario de Puebla cuestiona las acciones de los agentes, sobre todo el que no trataron de arrestarlo usando fuerza física. "¿Por qué no lo pudieron detener entre dos? Hay gente tan mala que anda en la calle ¿Cómo es posible que tanto policía para una sola persona?", reclama.

Abogado: "La Policía se aceleró"

La Policía no ha dado más detalles sobre este incidente por tratarse de un litigio pendiente, aunque hace unos días el jefe del LAPD, Charles Beck, aseguró que el joven no estaba cooperando. "(Los policías) se encontraron con un individuo que parecía estar bajo la influencia de algún tipo de narcótico", señaló.

Isabel Chávez, una de las hermanas de José, cree que la apariencia de su familiar influyó en las decisiones de los oficiales. "Él tenía su pelo corto, tatuajes, tal vez lo miraron mal. Pensaban que tenía algo; lo juzgaron por cómo estaba vestido", dice ella. "No merecía morir de esta manera. Solo queremos justicia para él".

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José dejó una huérfana de7 años. El joven sufría de asma y requería de un inhalador, el cual no tenía durante el altercado con los policías. Nació en Los Ángeles y estudió en escuelas del Sur-Centro angelino hasta la preparatoria, de la cual no se graduó. A sus padres les dijo que ya no le interesaba estudiar y lo dejó.

Luis Carrillo, abogado de la familia, comentó que si estos agentes hubieran usado una táctica diferente, tal vez llamando a la unidad de evaluación mental del LAPD, los Chávez no estarían de luto. "La Policía se aceleró, usó fuerza excesiva y, por ende, el joven ya no está vivo", señaló el abogado.

Los planes de José eran encontrar un trabajo estable, ayudar económicamente a su familia y recuperar la custodia de su hija.

"Sus sobrinos lo querían como a un padre, en la mañana él les daba de almorzar y los llevaba a pasear. A su mamá la hacía reír, le hacía maldades (bromas). Me decía: 'papi ¿cómo estás?' Me hacía reír. Platicábamos mucho. Nunca me decía que no, nunca me dijo una mala palabra, nunca rezongó. Siempre tenía una sonrisa", recuerda su padre.

José trabajaba cortando el césped, pintando y haciendo trabajos básicos de construcción. Poco antes de su muerte le dieron trabajo en una casa de la avenida Towne, porque ahí todos los conocían y le llovían las invitaciones a comer, contó su padre.

El señor Leodegario recordó que en la última conversación que sostuvo con su hijo hablaron cariñosamente, como si se despidieran sin saberlo. "Me dijo: 'cuídate, papá, te quiero mucho'. Yo le dije: 'tú también cuídate y espero que cumplas tus planes'". Esa fue la última vez que escuchó la voz de José.

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