"Mi trabajo me ha matado": la nota suicida que dejan los guardias en cárceles de California

Un nuevo estudio de la Universidad de California en Berkeley reveló que el 10% de los trabajadores de prisiones pensaron o intentaron quitarse la vida. "Es un trabajo con mucho estrés (...) Recibes amenazas de muerte, casi diario escuchas ataques verbales y los ataques físicos contra ti son comunes", relata quien fue guardián de prisiones por 30 años.

Guardias conducen a reos en la prisión más antigua y temida de California, San Quintín.
Guardias conducen a reos en la prisión más antigua y temida de California, San Quintín.
Imagen Getty Images

LOS ÁNGELES, California.- El 15 de enero de 2003, Douglas Pieper, capitán de guardias en la prisión estatal Folsom, en el norte de California, se encerró en el garaje de su casa, se puso una escopeta en la cabeza y jaló el gatillo. Dejó una nota que culpó de su muerte a las presiones laborales. "Mi trabajo me ha matado", escribió deprimido, tras ser acusado de no evitar una batalla campal entre pandilleros.

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En julio de 2011, Scott Jones, un agente correccional en la cárcel estatal High Desert, en Susanville, condujo su auto a un lugar solitario a las afueras de la ciudad y se pegó un tiro en la cabeza con su pistola. Escribió un mensaje similar al de Pieper: "La culpa es del trabajo". Jones habría sido blanco de una serie de ataques anónimos derivados de un controvertido reclamo de compensación laboral.

En California, con uno de los sistemas carcelarios más grandes del país, el cual alberga a unos 130,000 presos, la tasa de suicidios entre empleados penitenciarios es alarmante. De 1999 a 2005, al menos 96 guardias activos y retirados se quitaron la vida, según la Asociación de Agentes Correccionales de California (CCPOA), que colaboró en un extenso reporte sobre la salud mental de sus 30,000 miembros.

Dicho estudio realizado por la Universidad de California en Berkeley, concluye que el 10% de esos oficiales consideró o trató de matarse. Al encuestar a los que ya están jubilados esa tasa sube a 14%, similar al riesgo de suicidio entre los veteranos de guerra.

Un análisis de la agencia de noticias AP basada en datos que le proporcionó el CCPOA expone que el nivel de suicidios entre dichos agentes de correccionales era de 13 por cada 100,000 personas, esto es cuatro veces mayor al de la población general del estado.

"Creo que refleja un creciente reconocimiento en todo el país de que el personal de correccionales y las agencias del orden están experimentando este tipo de problemas y es necesario tomarlo en serio", dijo la investigadora Amy Lerman a AP.

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La mitad de estos guardias respondió que había experimentado al menos un síntoma de trastorno de estrés postraumático (PTSD), el mismo que se ensaña con los exmiembros de las Fuerzas Armadas.

"Lidias con lo peor de la sociedad"

"Te enseñan a cómo usar la fuerza, a someter a alguien, pero no te enseñan cómo reducir el estrés cuando regresas a casa o cuando te desenvuelves en la sociedad. Eres extremadamente vigilante todo el tiempo", comentó a Univision Noticias Gabe Morales, quien durante 30 años trabajó como guardia en los penales Folsom y King County, en el estado de Washington.

Morales estuvo bajo las órdenes del capitán Pieper, quien se suicidó en 2003. Según este veterano de la guerra de Vietnam, el PTSD de los exmilitares es parecido al de los celadores de las prisiones.

"Es un trabajo con mucho estrés, lidias con lo peor de la sociedad, con gente que no quiere estar ahí, que no sigue las reglas. Recibes amenazas de muerte, casi diario escuchas ataques verbales y los ataques físicos contra ti son comunes. También ves cosas terribles", contó.

Él fue guardia en la prisión Folsom de 1987 a 1993, pero asegura que en su memoria está fresca la imagen de un reo hispano que sangraba a chorros tras cortarse las muñecas y el estómago. Trataba de quitarse la vida. Otros presos, recuerda, se reían al ver tan dramática escena.

"No puedo describir la tensión ¿Imagínate ver ese tipo de cosas todos los días? Tu cerebro tiene que procesar mucho. Cuando dejé ese trabajo tuve pesadillas durante muchos años", afirmó.

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Al transferirse a una cárcel en el estado de Washington se encontró con un ambiente igual de tenso. Allá trabajó con un sargento que también se suicidó en su garaje. "Algunos no pueden lidiar con eso y les afecta: no socializan, beben, se drogan, estos problemas los llevan al divorcio y se matan", lamentó.

Un estudio de 2009 encontró que los guardias de cárceles tienen una tasa de suicidio más alta que cualquier otro tipo de agentes del orden y los asignados a penales de máxima seguridad experimentan niveles de violencia parecidos a los que experimentan los veteranos de guerra.

Trabajos "muy peligrosos y tensos"

El Departamento de Correccionales y Rehabilitación de California (CDCR) indicó que ofrece servicios para que sus empleados logren sobrellevar cualquier dificultad en sus trabajos y agregó que estos recursos también están disponibles para sus familiares.

"Nosotros trabajamos en ambientes que pueden ser muy peligrosos y tensos. Estos son trabajos que pueden ser física y mentalmente muy difíciles de sobrellevar", señaló Vicky Waters, vocera del CDCR, en un comunicado enviado a Univision Noticias. "Todo el personal que trabaja en este departamento es invaluable y su estado físico y mental es de suma importancia para nuestros líderes".

La muerte del capitán Pieper habría derivado de una sangrienta batalla campal que ocurrió el 8 de abril de 2002 en el patio de la prisión Folsom. Ese día reunieron a más de 80 miembros de pandillas rivales, 'Sureños' y 'Norteños', que habían permanecido aislados durante meses. El plan era liberarlos poco a poco, pero los sacaron a todos casi de inmediato al patio, dando pie a una riña que duró 90 segundos.

La familia de Pieper aseguró en 2004 al San Francisco Gate que este fue amenazado y obligado por un superior -que también era señalado por el pleito- a firmar documentos que indicaban de había cambiado de trabajo voluntariamente. Su esposa, Evette Pieper, dijo que luego de que su marido fue reasignado a una tarea que no quería comenzó a padecer problemas de salud, tenía insomnio y perdió casi 50 libras.

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"El mensaje era: abre la boca y seguiremos molestándote", declaró entonces Pieper.

El otro caso, el del agente Jones, se detalló en un artículo de la revista Rolling Stones, el cual afirmó que este se lastimó una rodilla durante una extraña celebración de ascenso de uno de sus compañeros. En su reclamo de compensación laboral Jones aseguró que se resbaló y cayó mientras limpiaba el piso en una unidad de la cárcel High Desert, pero un agente declaró que ambos forcejearon y así se lesionó.

Durante cinco años, Jones fue blanco de una serie de ataques lanzados por sus colegas.

Morales, el guardia retirado, dijo que algunos oficiales prefieren no compartir sus problemas con sus superiores para que no los pongan en tratamiento psicológico, que les pidan que realicen labores administrativas o que les quiten sus armas. "Muchos aceptan la ayuda hasta que es muy tarde".