LOS ÁNGELES, California.- Era un mitin que transcurría de manera pacífica en el parque MacArthur de Los Ángeles, California, el 1 de mayo de 2007, para conmemorar el primer aniversario de las históricas marchas en defensa de los indocumentados. Pero falló un operativo de la Policía y casi 300 periodistas y manifestantes terminaron con huesos rotos, golpes, moretones y traumas.
‘May Day’, cuando la Policía golpeó a reporteros y manifestantes en un evento proinmigrante en Los Ángeles
Hace casi una década, un grupo de élite de la Policía de Los Ángeles agredió a macanazos y con balas de goma a periodistas y cientos de personas que se congregaron en un parque para defender los derechos de los indocumentados. El ayuntamiento terminó pagando unos $13 millones en compensaciones.


Según los organizadores de ese rally que ocurrió hace una década, unas 20,000 personas, incluidos niños y ancianos, se encontraban en el parque MacArthur, ubicado en un barrio hispano. Allí imperaba el orden hasta que un pequeño grupo bloqueó la calle Alvarado y le arrojó piedras y botellas a los policías. Y la respuesta de los agentes, quienes integraban una unidad de élite, fue excesiva.
Desde una esquina del parque, más de 60 policías que portaban equipo antimotines avanzaron en línea hacia los manifestantes y golpearon con sus macanas y empujaron a todo aquel que se cruzó por su camino, inclusive mujeres, reporteros y camarógrafos, según muestran distintos videos del incidente. También dispararon 148 balas de goma a la multitud.
“Las imágenes de los policías con casco, usando bastones para empujar y golpear a las personas y a los medios de comunicación, y disparando municiones no letales a la gente en el parque, fueron desconcertantes”, cita un reporte que publicó la Policía cinco meses después de la violenta incursión.
Ese abuso policiaco fue denominado 'May Day', por la fecha en que ocurrió, y le costó caro al Ayuntamiento de Los Ángeles, que pagó una compensación de unos 13 millones de dólares a casi 300 manifestantes y periodistas.
Aunque el liderazgo de la Policía pidió que se despidiera a 11 de los más de 60 agentes que participaron en el operativo, solo se impusieron sanciones administrativas. El castigo más severo fue de 20 días de suspensión, que se impuso a un oficial.
Patricia Ballaz, quien era camarógrafa del canal Fox11 durante el evento, recibió una indemnización de 1.7 millones de dólares tras argumentar que las lesiones que resultaron de la agresión de los policías le impidieron volver a trabajar. “El 1 de mayo de 2007 es un día que jamás olvidaré, es un día que ha cambiado mi vida para siempre”, dijo ella a la prensa en 2010, tras anunciarse dicha compensación.
La cobertura mediática de ese rally fue extensa, pues le proseguía a las marchas de 2006 que sacaron a las calles de Los Ángeles a más de medio millón de almas. Algunos canales de televisión tenían casas de campaña en el parque, las cuales fueron derribadas por los enfurecidos policías.
Los golpes y el caos
El activista Antonio Bernabé, quien era encargado de la seguridad de aquel mitin, contó que desde la organización de la manifestación notaron un rechazo de la Policía, el cual –según él- fue más notorio antes de que estallara la violencia.
“Hubo golpes, caos; golpearon a la prensa, a la gente”, relató.
Jorge Mario Cabrera, vocero de la Coalición Pro Derecho de los Inmigrantes en Los Ángeles (CHIRLA), compara la agresiva incursión de los agentes con un “tsunami” que barrió todo a su paso. “Vi a algunos policías pegándoles con sus garrotes a la gente que no se movía”, dijo. “A mi lado pasaron una mujer y dos niñitos llorando”, relató.
“Fue un fallo garrafal de estrategia de la Policía. El no entender que la comunidad migrante es pacífica, que participa para mejorar sus vidas. Se les fue de las manos”, señaló Cabrera.
Pero ese ataque también significó un parteaguas en la relación de la Policía con los grupos que defienden a los inmigrantes. Ahora se asigna a un sargento para dirigir la seguridad de sus marchas.
“La Policía se percató que fue muy costosa su intervención y por eso tuvo que dar un giro. Las cosas han cambiado”, comentó Octavio Pescador, catedrático de educación de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). “También le dieron más capacitación a los policías”, agregó.
Para Bernabé, aunque ahora la Policía procura un trato cortés, algunos activistas siguen desconfiando. “Como dicen: ‘Palo dado ni Dios lo quita’, y la gente se quedó con esa idea en la cabeza”.
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