LOS ÁNGELES, California.- A 25 años de los mayores disturbios de la historia de Los Ángeles, desatados tras la absolución de los policías que le propinaron una golpiza al afroestadounidense Rodney King, los barrios que literalmente surgieron de las cenizas siguen enfrentando los problemas que abonaron al descontento social que hizo explotar esa revuelta: pobreza, bajo nivel académico, desempleo, criminalidad y tensiones con la Policía.
Crimen, pobreza y tensión con la Policía: lo que no ha cambiado tras 25 años de los fuertes disturbios en Los Ángeles
Las lecciones no aprendidas de los incidentes que convulsionaron los barrios de Sur Los Ángeles hace 25 años pueden pasar factura en cualquier momento, pero ahora a los hispanos que son mayoría en esa zona. "Estamos condenados a ver otra vez los disturbios de 1992", advierten las autoridades.


Debido al cambio demográfico registrado en los últimos años en Sur Los Ángeles, donde se concentraron la mayoría de los actos violentos durante la primavera de 1992, ahora son los hispanos quienes sortean tales desafíos y probablemente el peligro de que la historia se repita.
Randy Jurado Ertll, un activista y profesor de secundaria, tenía 19 años cuando observó cómo ardían varios establecimientos en el Sur-Centro de Los Ángeles, excepto el salón de belleza de su madre. Él asegura que a pesar de un extenso trabajo de reconstrucción, la marginación jamás se fue del vecindario.
"Siempre ha existido la posibilidad de que se repitan los disturbios porque aún hay mucha frustración, promesas incumplidas y el liderazgo a todo nivel, no han ayudado a que se generen empleos en Sur-Centro”, comentó Jurado Ertll.
Para las autoridades el que se repita este escenario tampoco es tan remoto, pues las actuales tensiones raciales en la zona, sumado a los problemas que enfrenta la comunidad, podrían ser una bomba de tiempo. El jefe del Departamento de la Policía de Los Ángeles (LAPD), Charles Beck, alertó esta semana de que actualmente existen las condiciones para que se vuelvan a ver disturbios como los de 1992, que dejaron un saldo de 53 muertos, unos 4,000 heridos y daños materiales que superaron los 1,000 millones de dólares.
"La ciudad de Los Ángeles puede haber aprendido estas lecciones, pero no creo que nuestro país lo ha hecho, estamos creando nuevas comunidades sin esperanza. Si nos separamos por la presión que se ejerce sobre nosotros, estamos condenados a ver otra vez los disturbios de 1992”, dijo Beck el martes en un foro en la alcaldía angelina.
Durante los disturbios que iniciaron el 29 de abril de 1992, cientos de negocios fueron saqueados e incendiados sobre todo en Sur Los Ángeles. Cuadras enteras ardieron sin control hasta que la Guardia Civil se tomó las calles.
"Era una escena infernal", recuerda el activista afroestadounidense Earl Ofari Hutchinson. "Había edificios que ardían por todos lados y mucha gente se sentía que no se había hecho justicia (en el caso King) y estaba enfurecida", añadió.
A decir de Hutchinson, poco ha cambiado en los últimos 25 años en esa zona, más allá de la llegada de algunos desarrollos y negocios, o del crecimiento de la población hispana, que ahora es mayoría en esa área.
"25 años después en Sur Los Ángeles siguen las peores escuelas, las peores casas, el desempleo y los altos niveles de criminalidad", afirma el activista. "En 1992 los políticos de todo nivel y las corporaciones hicieron muchas promesas de que mejorarían las escuelas, los negocios y las relaciones con la Policía, pero actualmente muchas de esas promesas siguen incumplidas".
Una zona en luto permanente
Los vecindarios del Sur Los Ángeles son, en efecto, los más violentos de la ciudad. Del 1 de enero al 15 de abril, se registraron 31 homicidios: cuatro veces más que en los barrios adinerados del oeste angelino, donde en ese período se contabilizaron nueve asesinatos, según cifras de la Policía.
En una de esas calles, dos policías mataron a tiros al joven afroestadounidense Ezell Ford en 2014, un incidente que volvió a desatar la furia de la comunidad por catalogarlo como brutalidad policial. Dos años después, los fiscales decidieron no interponer cargos en contra de los agentes señalados. Hubo reacciones violentas, pero no al nivel registrado en 1992.
También jóvenes latinos han perdido la vida en cuestionados encuentros con la Policía en esa región.
"Aún hay muchos alegatos de abuso policiaco y no vemos que haya castigos contra los policías", dijo Hutchinson, quien reclama que pese a las reformas en el LAPD existe una "resistencia" para disciplinar a sus malos elementos.
Este activista cree parte de la marginación radica en que el liderazgo político no ha querido impulsar el progreso de esas comunidades. "Sin un compromiso de parte de la ciudad, el estado y el gobierno federal en reducir el crimen, la pobreza y mejorar la educación, c reo que en el 50 aniversario de los disturbios, en el año 2042, tendremos la misma conversación", aseveró.
Un 'oasis' lleno de inmigrantes
Cuando las calles angelinas ardían, Octavio Pescador era un estudiante universitario en esta ciudad e hijo del entonces cónsul de México en Los Ángeles, José Ángel Pescador Osuna.
"Demográficamente es otro sitio", dice el ahora catedrático de Educación de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), sobre la llegada de familias hispanas al sur de la ciudad. Según el Censo, son latinos el 56% de los 750,000 habitantes en los 28 vecindarios que conforman el Sur Los Ángeles.
Pescador identifica a la pobreza y la carencia de un estatus migratorio como los principales retos que enfrentan los latinos ahí. "Muchas personas viven en Sur Los Ángeles porque es el único lugar donde pueden pagar el alquiler de una vivienda", dijo.
Actualmente, en esos barrios cuatro de cada 10 hogares sobreviven con 20,000 dólares anuales o menos, 63% alquila una vivienda y más de 203,000 residentes no han concluido la preparatoria.
"Es como un desierto", concluye el activista Jurado Ertll. "Un ejemplo es que en Sur-Centro no hay una sola librería".
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