SAN JOSÉ, California.- Decir que con el calentamiento global habrá más incendios parece una conclusión casi obvia y sin embargo, a pesar de la cantidad de damnificados no todas las personas entienden aún la magnitud de la amenaza que significa esta aseveración. Por ejemplo, California registró 600 incendios forestales más en 2016 que en 2015 y este año también ha sido catastrófico.
4 razones que convierten los bosques estadounidenses en una caja de fósforos
Estados Unidos padece incendios cada vez más devastadores y según los expertos, estas son las condiciones que hacen a los bosques cada vez más vulnerables, especialmente en el oeste del país.

Además del aumento de la temperatura, hay al menos cuatro factores clave que empeoran la situación de los bosques estadounidenses, de acuerdo con expertos de la Administración de Incendios de Estados Unidos, la Federación Nacional de Vida Silvestre (NWF, por sus siglas en inglés), el Departamento contra Incendios de California (Cal Fire) y de las universidades de California y Ohio.
Mayor tiempo de vulnerabilidad
Los aumentos en las temperaturas anuales promedio crean condiciones que elevan dramáticamente el riesgo y la severidad de los incendios forestales, particularmente en el oeste del país. Según explica la NWF, cuando el verano se adelanta, eso favorece el deshielo prematuro y la escorrentía en los bosques. Muchos lugares están viendo su masa de nieve derretirse una a cuatro semanas antes que hace apenas 50 años, al mismo tiempo que las temperaturas cálidas se acercan a la caída, de acuerdo con Climate Central.
Los científicos detallan que, teniendo en cuenta que los bosques se consideran potencialmente combustibles aproximadamente un mes después de que el deshielo se termine, el resultado es un período de tiempo más amplio de vulnerabilidad al fuego.
Condiciones más secas y mayor evaporación
Asociadas con el calentamiento global y la crisis climática, en muchas áreas del país se registran cada vez mayores tasas de evaporación de agua y por el contrario, precipitaciones o caída de lluvia muy por debajo de la media. Ambas condiciones hacen que haya árboles cada vez más secos y muy poca agua para controlar los incendios, lo que, evidentemente redunda en que aumente naturalmente la probabilidad de incendios y también, la duración e impacto de los mismos por área.
Más plagas de insectos
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Como si fuera poco, las condiciones cálidas y secas en meses que tradicionalmente fueron más fríos favorece a ciertas especies, entre ellas insectos como el escarabajo del pino de montaña, que se reproduce rápidamente y puede ser considerado una plaga. Desde el 2005, esta plaga ha expandido sus fronteras.
Regiones estadounidenses que entre los años 40 y 80 experimentaron un período más frío y húmedo vieron favorecido el nacimiento de bosque extraordinariamente denso, pero cuando el clima empezó a calentarse y hacerse seco, se hizo muy apetecido por estos animalitos.
Según explican los ingenieros forestales, lo que ocurre es que, ante la presencia de escarabajos los árboles expulsan una suerte de resina para defenderse y empujar a estos insectos fuera del tronco. Sin embargo, si hablamos de árboles que están débiles por la falta de agua, lo más probable es que sus esfuerzos por defenderse los debiliten aún más.
Más rayos
Otra de las manifestaciones menos estudiadas del cambio climático es el efecto de tormentas más intensas, es decir, tormentas con mucha energía. Según estimados de NOAA, debido a las condiciones favorecidas por el cambio climático, las tormentas con rayos en el oeste del país podrían aumentar entre 12 y 30% a mediados de este siglo.
Evidentemente, la caída de un rayo con una importante descarga de energía en bosques muy áridos y con árboles muy secos y débiles, es un escenario casi seguro para un incendio de intensidad al menos moderada.










