Una de las condiciones a la que se le debe poner más atención conforme se va avanzando en edad es la presión arterial. Mantener esos números controlados es importante para prevenir otros problemas de salud, sobre todo las enfermedades cardíacas y renales.
Entérate: junto a la presión arterial alta podrían venir otras enfermedades graves
La hipertensión, o presión arterial alta, puede tener implicaciones de gravedad para tu salud. Conoce cómo mantener tu presión bajo control y cuáles son las señales para que acudas con un cardiólogo.

Más adelante encontrarás una lista de esas afecciones que los pacientes con problemas de presión alta podrían encarar.
Pero antes, hay que entender qué es exactamente la hipertensión y por qué es fundamental mantenerla bajo supervisión permanente.
A la hipertensión se le conoce también como presión arterial alta. Esta se mide en dos partes: la sistólica, que debe marcar en 120 o menos, y la diastólica, cuyo valor ideal es de 70 o menos.
La presión arterial sistólica sucede cuando la válvula aórtica está abierta y el corazón se contrae. La presión arterial diastólica es cuando la válvula aórtica está cerrada y el corazón ya no se contrae activamente.
Cuando estas mediciones empiezan a arrojar números más altos, hay que pensar sin demora en hacer una visita de rutina al médico de atención primaria o directamente al cardiólogo. La razón es que entre más temprano se empiece a controlar la hipertensión, más posibilidades hay de evitar la aparición o agravamiento de otras condiciones vinculadas graves como la insuficiencia cardiaca y/o enfermedades de los riñones.
Tras el análisis de los resultados de tus pruebas médicas el cardiólogo podrá determinar si tu hipertensión está en etapa 1, o en etapa 2, la más preocupante.
- Hipertensión de etapa 1: 130 sobre 80 o más
- Hipertensión de etapa 2: 140 sobre 90
Las causas de la hipertensión son variadas, pero básicamente se deben tener en cuenta el historial familiar: si padres, tías y tíos o abuelos la han sufrido, puede ser que tú tengas cierta disposición a padecerla también. Si también existen antecedentes de diabetes u otras enfermedades del corazón, hay que hacerse revisar regularmente.
Otras causas, además de esos precedentes, están directamente relacionados con tu estilo de vida: practicar poco o nada de ejercicio, mal nutrirte (porque comer “mucho”, no significa estar “bien alimentado”), estar obeso/a, fumar, tomar alcohol, descuidar otras enfermedades del corazón y, la que no podemos controlar, hacernos mayores.
Ahora sí, esta es la lista de las afecciones más frecuentes que los pacientes con problemas de presión alta podrían encarar: ataques al corazón, insuficiencia cardiaca, arteriopatía coronaria (cuando la llegada sangre al músculo cardíaco está bloqueado parcial o totalmente), entre otras.
Como es lógico, el mejor amigo de la salud es la prevención, pero cuando la hipertensión ya está en etapa uno o dos, es prioritario encontrar un cardiólogo que organice junto a ti el plan de tratamiento al que respondas mejor.
El plan de tratamiento para la hipertensión - o, presión arterial alta- puede constar de varias partes. Tu cardiólogo se encargará de recomendar cambios en tu dieta diaria y de actividad física. Con respecto a la dieta, edúcate acerca de las comidas que debes evitar, o pregúntale por qué los alimentos ricos en sodio están casi que prohibidos.
El cuidado en casa es de igual importancia. Es seguro que el especialista te enseñará a medir presión arterial con tu propio medidor en casa. Para llevar a cabo esta tarea de control debes relajarte por unos tres a cinco minutos antes de tomarla, dos veces al día; tratando en lo posible que sea haga a la misma hora.
Para tratamiento en español visita BSWHealth.com/HispanicCVInstitute o llama al número 214-820-0390. Pon tu salud en las mejores manos, porque tú y tu familia merecen disfrutar de la vida.