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Puerto Rico se labra su futuro

"Van surgiendo en la isla cada vez más iniciativas cívicas, ecológicas, artísticas y comerciales que revelan el deseo de muchos puertorriqueños de adueñarse de su destino y hacer su querida isla cada vez más transparente, próspera y habitable. (...) Y ya parecer ser el fermento de un Puerto Rico mejor".
Opinión
Director de Integración de Redes y Multiplataformas y Redactor Jefe de Televisa Univision.
2022-12-12T11:21:42-05:00
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"La autodeterminación se va convirtiendo en un hecho concreto más allá de lo que pontifican los políticos y sus inclinaciones ideológicas".

Rincón, Puerto Rico.- Es una prioridad de la clase política, académica e intelectual de Puerto Rico. Pero no lo es para la gente de a pie, que es la inmensa mayoría. Se trata del problema de la relación política de la isla con Estados Unidos. El tema llegó con fuerza al Congreso hace unos meses. Pero se ha diluido en medio de las suspicacias y dudas de legisladores de ambos partidos y, sobre todo, de los temores republicanos de que Puerto Rico se convierta en el estado 51 de la unión, con todas las implicaciones que eso tendría.

En julio de este año, representantes de ambos partidos presentaron H.R. 8393, una legislación que autorizaría un plebiscito en Puerto Rico para el cinco de noviembre de 2023.

Preguntaría a los más de tres millones de puertorriqueños de la isla si desean independizarse de EEUU, mantener un estado libre asociado con “soberanía” o convertirse en ciudadanos del estado número 51 de la Unión norteamericana. Un viejo dilema que ha sufrido los vaivenes de la historia desde que Estados Unidos liberó a Puerto Rico de la monarquía española solo para convertirla en su propia colonia a fines del siglo XIX.

Legisladores de ambos partidos se quejan de que no ha habido suficientes audiencias en el Congreso sobre la propuesta.

El demócrata de Illinois Jesús “Chuy” García, por ejemplo, dice que no puede apoyar de buena fe la medida a menos que se defina claramente cómo quedaría la ciudadanía estadounidense de los puertorriqueños en caso de que la mayoría se pronuncie por el estatus quo, es decir, la libre asociación. También reclama claridad sobre qué pasaría con la deuda de por lo menos 37,000 millones de dólares que tiene Puerto Rico. Se dice que algunos demócratas están exigiendo, además, que la decisión triunfadora recabe el 55% de los votos.

Legisladores republicanos públicamente expresan reservas sobre quién, cómo y cuándo se pagaría la deuda puertorriqueña. Pero un sector influyente del republicanismo teme que los puertorriqueños le den al Partido Demócrata dos senadores y cinco representantes si Puerto Rico se convierte en estado.

Sus temores suelen reflejarse en sus denuncias altisonantes de que la isla es “absolutamente corrupta” y ya no tiene la importancia estratégica que tuvo durante la guerra fría. Es tristemente célebre la pregunta que Tucker Carlson, gurú de la ultraderecha republicana, le hiciera al exgobernador, Ricardo Rosselló, durante una entrevista: “¿Por qué sería bueno para Estados Unidos el absorber a un país del tercer mundo?” Esa pregunta rencorosa refleja el desdén con que un sector conservador resiente la influencia política puertorriqueña en la isla y en la metrópolis, donde residen más de cinco millones de puertorriqueños y sus descendientes.

Puede que la definición del estatus sea una condición necesaria para superar algunos de los problemas materiales y sicológicos de muchos puertorriqueños, como argumentan hoy día políticos de los distintos sectores ideológicos de la isla. Pero la exigencia popular que más se escucha es que tanto los gobernantes de Puerto Rico como los de Washington se preocupen más por esos problemas, los atiendan y ofrezcan soluciones concretas.

Son problemas que van desde la pobreza en que vive más del 40% de la población, el desempleo de dos dígitos, el pobre servicio sanitario en algunas regiones de la isla y el éxodo imparable, con el que Puerto Rico pierde constantemente profesionales, mano de obra calificada y contribuyentes de impuestos.

El clamor popular de soluciones concretas a problemas específicos se evidencia en las protestas multitudinarias que se producen en Puerto Rico contra políticos sospechosos de corrupción o conducta irresponsable y a favor de ciertas causas sociales. Lo que convoca a tantos manifestantes no suele ser la exigencia de que se defina la relación con Estados Unidos, sino que los líderes de la isla piensen más en el bien común y menos en aferrarse al poder o enriquecerse. Y que Washington deje de tratar a los puertorriqueños como ciudadanos de segunda.

Mientras tanto, van surgiendo en la isla cada vez más iniciativas cívicas, ecológicas, artísticas y comerciales que revelan el deseo de muchos puertorriqueños de adueñarse de su destino y hacer su querida isla cada vez más transparente, próspera y habitable. La tendencia se aprecia de un extremo a otro del país. Y ya parecer ser el fermento de un Puerto Rico mejor, en el que la autodeterminación se va convirtiendo en un hecho concreto más allá de lo que pontifican los políticos y sus inclinaciones ideológicas.

Nota: La presente pieza fue seleccionada para publicación en nuestra sección de opinión como una contribución al debate público. La(s) visión(es) expresadas allí pertenecen exclusivamente a su(s) autor(es) y/o a la(s) organización(es) que representan. Este contenido no representa la visión de Univision Noticias o la de su línea editorial.


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