En 2016, el niño Caleb Schwab murió decapitado en un accidente ocurrido en el tobogán acuátivo Verruckt, promocionado como el más alto del mundo por el parque de diversiones Schlitterbahn, en Kansas City.
Un niño murió decapitado en un tobogán de agua, ahora la Justicia determinó que el parque de diversiones sabía del peligro
Caleb Schwab tenía 10 años cuando murió en 2016 decapitado en un parque de diversiones. Dos años más tarde, los investigadores determinaron que los ejecutivos detrás del juego violaron normas de seguridad básicas porque querían romper el récord del tobogán más alto del mundo.

Ahora, los investigadores determinaron que la empresa detrás de esta atracción —Schlitterbahn— y Tyler Austin Miles, un exdirector de operaciones, buscaban a toda costa romper el récord del tobogán más alto del mundo y en el proceso ignoraron puntos de seguridad. Este viernes la justicia hizo contra ellos una acusación de homicidio involuntario y varios cargos de agresión agravada tras la muerte del pequeño de 10 años.
El periódico Kansas City Star detalla que la acusación de 47 páginas afirma que la empresa y sus principales ejecutivos buscaban impresionar a los ejecutivos de televisión con el tamaño del tobogán, que entró al Libro Guinness de Records como el más alto del mundo, a pesar de que no contaban con la capacidad para construir tales juegos.
El alegato dice que no tenían una "formación adecuada" para diseñar este tipo de atracciones y que no se respetaron los cálculos matemáticos.
Jeff Henry, copropietario de la compañía junto con sus hermanos, y socio comercial, John Schooley, fueron los encargados de darle forma a Verruckt aunque ninguno de ellos sabía de matemáticas o ingeniería.
Según los investigadores, la empresa sabía que el tobogán no era seguro pero se apresuró a abrirlo al público. Una vez inaugurado, dice el alegato, hubo reportes de lesiones de diversa gravedad antes de la muerte del niño, pero la empresa mantuvo la atracción abierta.
La atracción se abrió al público en 2014 y cerró el 7 de agosto de 2016, cuando Schwab murió. En ese tiempo operativo, el tobogán registró al menos 13 heridos.
Los investigadores concluyeron que Caleb fue decapitado luego de que el bote en el que se deslizaba golpeara contra unos aros de metal, que eran un error de diseño ya que obstruían la posible trayectoria de las balsas.
Henry y Schooley pagaron a una empresa especializada en ingeniería para realizar pruebas una semana de abrir Verruckt y las pruebas mostraron que posiblemente las balsas podían despegarse de la superficie e impactar con los aros, pero incluso así abrieron la atracción.
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Este viernes, un año y medio después de la tragedia, la justicia de Kansas anunció cargos penales contra la empresa y uno de sus ejecutivos en funciones al momento del accidente. Los cargos también señalan que la empresa pudo ocultar informes de esas lesiones y fallas de seguridad previas al accidente fatal.
Mediante un comunicado a The Washington Post, la portavoz de la empresa negó que hayan ocultado o alterado pruebas y que la muerte del menor fue por accidente y no se trató de un crimen. Destacaron que Schlitterbahn tiene 40 años de operación "priorizando" la seguridad de los visitantes y los empleados.











