De Juana de Arco a Beyoncé: historia del pantalón, la prenda que empoderó a mujeres revolucionarias
El traje de pantalón o pantsuit se ha asociado desde su nacimiento con las reivindicaciones de las mujeres por hacerse valer en un mundo dominado por los hombres. Desde las sufragistas hasta las estrellas del pop, el pantalón ha sido un arma de rebeldía y símbolo de la igualdad. Así fue su evolución.
1400 | Juana de Arco Si hablamos de mujeres rebeldes que emprendieron su revolución llevando pantalones, es imprescindible mencionar a Juana de Arco. La heroína francesa que
perdió la vida a los 19 años persiguiendo sus ideales se alzaba sobre el campo de batalla de la Guerra de los 100 Años con armaduras como las de sus compañeros masculinos camufladas bajo la falda. Todavía no se llamaba
powersuit, pero ya lo era.
Cuadro de Ingres / Public Domain
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1800 | Amelia Bloomer Las sufragistas, el grupo de mujeres que
lucharon por el derecho al voto femenino, fueron de las primeras en lucir una versión inicial de los pantalones. La prima de la famosa sufragista Elizabeth Candy Stanton creó los 'pantalones turcos', una prenda de tela ligera y corte amplio, y Amelia Bloomer los popularizó en 1851, haciendo que pasaran a llamarse 'Bloomers'.
Library of Congress
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1900 | Amelia Earhart Esta aviadora fue la primera mujer en cruzar el océano Atlántico y vivió más allá de su muerte convertida en leyenda. Su desaparición misteriosa durante un viaje alrededor del mundo ha mantenido a los historiadores en vilo durante décadas hasta recientemente, cuando unas investigaciones han sugerido que
pudo haber sobrevivido durante meses en una isla del Pacífico. Pionera en un mundo de hombres, Earhart eligió los pantalones para surcar el cielo.
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1920 | Coco Chanel La introducción del pantalón en la moda se le acredita a Coco Chanel, la célebre diseñadora que también vivió una vida llena de rebeldía. Gabrielle, como era su nombre real, quiso ofrecer a las mujeres una prenda que facilitara su introducción en el mundo del trabajo tras la Primera Guerra Mundial. Su icónico look, formado por una chaqueta con ribetes y pantalones, lo presentó en 1923 y cambió la moda para siempre.
Public Domain
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1930 | Marlene Dietrich Pero todavía quedaba mucho por hacer. La actriz y cantante alemana conquistó Hollywood en los años 30 con su carisma de estrella y su estilo andrógino. En sus actuaciones solía lucir esmoquines masculinos, muchos de ellos diseñados por Elsa Schiaparelli, y solía causar revuelo por su look ambivalente. Fue tan atrevida con sus elecciones estilísticas como con sus decisiones personales: se negó a participar en películas alemanas en protesta a los nazis y fue tachada de traidora en su propio país.
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1940 | La mujer trabajadora Entre 1940 y 1945, el porcentaje de mujeres en el sector del trabajo pasó del 27% al 37%. A falta de mano de obra masculina a causa de la Segunda Guerra Mundial, las mujeres comenzaron a ocupar puestos de trabajo en las fábricas, para los cuales se necesitaban pantalones.
Ladie's Home Journal
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1940 | La mujer trabajadora En esa misma década Katharine Hepburn protagonizó
Woman of the Year, una película sobre una ambiciosa periodista que estaba más comprometida con su trabajo que con su vida amorosa. Para representar esta nueva visión de la mujer utilizaron el traje de pantalón, asociando así la idea de que preocuparse por el desarrollo profesional era algo típicamente masculino.
Fotograma de Woman of the Year
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1960 | El esmoquin como prenda sexualizada "Solo el diseñador menos convencional podría ofrecer un traje de pantalón, y sólo una mujer sin miedo lo llevaría", señala The Metropolitan Museum of Art. El diseñador francés Yves Saint Laurent fue el que dotó al
traje masculino de una apariencia sensual en su versión para mujeres. Bautizado como Le Smoking en 1966, la prenda se convirtió en un icono y continuó protagonizando escándalos. La socialité Nan Kempner intentó entrar a un restaurante de Nueva York vestida con el esmoquin y le prohibieron la entrada. Decidió quitarse los pantalones y volver sólo con la chaqueta como si fuera un minivestido, pero tampoco le dejaron.
Poster promocional de Annie Hall
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1970 | Diane Keaton La década anterior había sido clave para la mujer en el sector del trabajo. Las feministas de segunda ola lograron aprobar una ley que prohibía a los ejecutivos tratar de manera desigual a las mujeres en las empresas, y poco a poco, comenzaban a tener los mismos derechos que sus compañeros masculinos. Los pantalones ya fueron aceptados como prenda para las mujeres de manera generalizada. En el cine esto se vivió sobre todo en los años 70 a través de estrellas como Diane Keaton, famosa por su estilo masculino. Solía lucir trajes de hombre e incluso corbatas. En esta imagen aparece junto a Woody Allen en la película
Annie Hall.
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1980 | Working Girls "En los años 80, con el 'dress for success' y la era yuppie con Ronald Reagan en la Casa Blanca, las mujeres comenzaron a matricularse en programas de MBA [Masters in Business Administration]",
dice la autora Shira Tarrant. "Iban a romper el techo de cristal, y para hacerlo, lucían las grandes hombreras y las
camisas que homenajeaban a las corbatas de los hombres".
Las ventas de pantsuits se multiplicaron potencialmente a la vez que crecía el número de mujeres en las empresas. Melanie Griffith en la película
Working Girl es el icono de esa época, encarnando a una secretaria que lucha por hacerse valer en un entorno inundado de testosterona.
Fotograma de Working Girls
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1990 | En la política A pesar de todos estos avances, en el Senado estadounidense las mujeres aún no podían llevar trajes de pantalón. Barbara Mikulski (en la foto) y Carol Moseley Braun fueron las primeras en hacerlo en 1993, desterrando la norma para siempre. Mikulski tuvo que pedirle permiso al senador Robert Byrd, y por suerte, pudo convencerlo. Recordando el día que entró por primera vez en el Senado con pantalones, Mikulski expresó: "Es como si hubiera caminado sobre la luna".
En el Congreso esta regla se rompió antes gracias a Charlotte Reid, congresista por Illinois, quien lució un pantsuit en 1969. Gerald Ford, presidente poco después, dijo que fue una gran decisión y la animó a continuar con ello.
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2000 | Hillary Clinton La candidata demócrata a la presidencia ya hizo historia hace más de una década. Hillary Clinton tiene el logro de haber sido la primera dama en posar con pantalones para su retrato oficial de la Casa Blanca presentado en 2003, un cuadro que por costumbre se realiza al presidente y su esposa.
Para Hillary Clinton, el pantsuit ha representado desde sus inicios una manera de presentarse como una
fuerza equiparable al hombre en puestos políticos de relevancia, una forma de hacerse un hueco en lugares donde pocas mujeres han estado antes.
White House
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2010 | Angela Merkel Al igual que Hillary Clinton, otras líderes políticas son conocidas por su colección de infinitos pantsuits en todos los colores imaginables. La canciller alemana Angela Merkel tiene
decenas de versiones del mismo traje en los tonos del arcoiris, una elección estilística tomada para evitar que su apariencia haga sombra a sus labores políticas.
La vez que se puso un vestido con escote para una cena y fue duramente atacada sólo nos recuerda que todavía queda mucho por hacer contra la misoginia dirigida a las mujeres en el poder.
Noorjte van Eekelen
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2010 |
El pantsuit como cultura pop Este diseño de pantalones ya se ha introducido de lleno en las pasarelas y las alfombras rojas, adoptando numerosas variaciones y estilos. Sin embargo, sigue representando un símbolo de empoderamiento que aporta seriedad a la mujer.
Muchas celebridades suelen elegirlo cuando desean mostrarse como figuras relevantes fuera de lo trivial o los caprichos de la moda. Rihanna y Gwyneth Paltrow son de las más asiduas.
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El aliado de Hillary Clinton Desde aquella fotografía de 1974 como una joven abogada que pedía la impugnación de Richard Nixon, la imagen de Hillary Clinton ha estado asociada con una prenda invariable:
el powersuit. Lo que representa la candidata demócrata para muchas votantes, que por primera vez cuentan con una mujer como opción para la Casa Blanca, ha hecho que
sus pantalones se hayan asociado con sus logros feministas, convirtiéndose así en un símbolo de cambio.
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Durante los últimos meses se han sucedido numerosos homenajes en honor a Hillary Clinton en los que sus pantsuits han sido el protagonistas. El pasado octubre,
170 bailarines vestidos con pantalones de colores participaron en un flashmob en Nueva York para mostrar su apoyo a la candidata.