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Vivencias que solo una verdadera madre puede entender

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La mayoría de las madres tenemos muchas cosas en común. Estamos conectadas sin importar nuestra clase social, empleo, ni el dinero. Es algo que se percibe ya en la sala de paritorio, tantas madres sintiendo los mismos miedos y trabajando por traer un hijo al mundo.

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¿Te sientes sola algunas veces en la tarea de ser mamá? Sigue leyendo, verás que no estás sola en la comunidad de iMujer.

El club de las madres

Sin membresías ni títulos que lo acrediten, la gran mayoría de las madres formamos parte de "el club de las madres". Lo conformamos esas madres que sufrimos las injusticias que pasan otros niños, las que lloramos junto a otras madres cuando algo las preocupa, y las que reímos y saltamos de emoción ante las buenas noticias. Si estás embarazada y comienzas a recorrer el camino de la maternidad, también formas parte de este club. 

Las verdaderas madres sabemos lo que es estar cansadas, el agotamiento, los altibajos de las emociones, la extraña transformación de nuestros cuerpos y las secuelas tan maravillosas que nos deja el parto.

Entendemos sobre la adrenalina que nos aporta el nacimiento de los hijos, lo que es llevar fajas, tener náuseas y estar mareadas todo el día con los pies hinchados.

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Lo que solo una madre sabe

Sabemos lo que es no dormir durante meses, como los pechos gotean y como las hormonas postparto controlan nuestras emociones sin poder hacer mucho al respecto. Sabemos lo que es sentir desesperación y culpabilidad cuando el bebé llora y no sabemos por qué, cuando tenemos dudas de si lo estamos educando bien, o cuando tenemos que separarnos de él para ir a trabajar...

Todas nos preguntamos cómo debemos hacer el trabajo de madre y si lo que hacemos está bien.

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La vida cambia, los niños crecen y las dudas nunca cesan en nuestras cabezas. Pero lo importante no son las dudas, es el amor y el respeto que le damos cada día a nuestros hijos. Un amor incondicional de madre.

La felicidad completa está en tener a nuestros hijos en nuestros brazos y en ese sabor agridulce cuando empiezan a ser independientes. Y tú, como madre, sabes de que estoy hablando.

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