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¿Tu bebé tiene testículos no descendidos? ¡Así debes cuidarlo!

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Resulta que estás con tu pequeño bebé varón en el cambio de pañal y, de pronto, no está todo lo que esperabas encontrar ahí. Antes de que entres en pánico, te diremos lo que puede estar sucediendo. Y es que mientras tu hijo crecía en el útero, sus testículos se formaron dentro de su abdomen y, poco antes del parto, bajaron o descendieron a su lugar en esa bolsita de piel que se localiza detrás del pene y que se llama escroto.

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En algunos casos, cuando los varones nacen de forma prematura, ese movimiento en descenso de los testículos no ocurre. Y cuando no bajan al escroto antes del parto, el bebé nace con una afección conocida como testículos no descendidos, también llamada como criptorquidismo o criptorquidia.

Testículos no descendidos: ¿qué sucede?

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En la mayoría de los casos, los testículos de un niño descienden para cuando tiene entre 6 y 9 meses de edad. La criptorquidia se puede presentar en uno o los dos testículos del bebé cuando éstos no bajaron hasta el lugar que les corresponde ocupar adentro del escroto. Si bien se trata de una situación más común en los bebés que nacen prematuros, también puede ocurrir en los demás.

El personal médico suele diagnosticar el criptorquidismo en un examen físico tras el nacimiento del bebé o en alguna visita de control después del nacimiento. Si a los 9 meses el descenso aún no ocurre, es importante que tu hijo reciba tratamiento. Como los testículos son los que fabrican y almacenan el esperma, podrían sufrir daños permanentes y afectar a la fertilidad si no descienden.

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Esto se debe a que al estar más altos en el cuerpo del varón, se mantienen a una temperatura más elevada de la habitual. Los testículos necesitan estar por debajo de la temperatura corporal ordinaria para poder fabricar esperma.

Asimismo, esta condición puede generar otros problemas de salud. En un testículo no descendido es más probable, por ejemplo, que se formen tumores y cáncer, incluso si se baja hasta el escroto con cirugía. El otro testículo también es más propenso a padecer cáncer.

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También es más susceptible a sufrir lesiones o torsión testicular. A veces, los niños con testículos no descendidos desarrollan hernias inguinales.

Cirugía testicular infantil

La mayoría de los testículos no descendidos se pueden localizar mediante un examen médico palpando al bebé, y podría estar dentro del abdomen. Se recomienda hacer descender el testículo al escroto con cirugía. Hacerlo puede mejorar la producción de espermatozoides e incrementar las probabilidades de fertilidad.

La cirugía también sirve para detectar a tiempo un posible cáncer. La operación para descender los testículos al escroto se llama orquidopexia: se hace un pequeño corte en la ingle, se pone el testículo en el escroto y se fija en su lugar. Esta operación suele ser ambulatoria, es decir, que tu pequeño bebé no necesita pasar ninguna noche en el hospital, y la mayoría de los niños se recuperan completamente en una semana.

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Sin embargo, hay casos en los que no se puede encontrar ningún testículo, ni siquiera mediante cirugía. Esto puede deberse a que durante el desarrollo del feto en el vientre no se generó el testículo. En otros casos, pasa se presenta una situación llamada testículos retráctiles, y es posible que el médico no pueda localizarlos.

En algunos bebés, el testículo no está donde debería estar y puede parecer que falta. Y es que, si bien los testículos suelen estar dentro del escroto, a veces se retraen temporalmente o retroceden hacia la ingle. En este caso, el testículo es considerado normal y no requiere tratamiento, solo está retraído fuera del escroto por un reflejo muscular.

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Esto sucede porque los testículos todavía son pequeños antes de la pubertad y descenderán normalmente durante la adolescencia, por lo que no se necesita cirugía. Un pediatra especializado debe examinarlo para diferenciarlo de un testículo no descendido.

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Se recomienda que todos los niños que hayan tenido testículos no descendidos se sometan a evaluaciones de seguimiento regulares por parte de un urólogo para asegurarse de que no desarrollan otro tipo de problemas. Además, todos los niños, incluso aquellos cuyos testículos hayan descendido correctamente, deberían aprender a hacerse una autoexploración testicular cuando sean adolescentes para que puedan detectar cualquier bulto o protuberancia que podría señalar una anormalidad.

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