¿Tu hijo de 2 ó 3 años tiene comportamientos agresivos? No te preocupes porque a esa edad es algo muy habitual puesto que es la única manera que tienen los pequeños para expresarse y mostrar lo que sienten. Pero hay que saber identificar si se trata de una agresividad transitoria con la edad o es una conducta agresiva en toda regla, desencadenando la agresividad infantil.
¿Qué es la agresividad infantil?

Características de la agresividad infantil
La agresividad infantil suele entenderse cuando la conducta del menor busca hacer daño, por ejemplo, cuando un niño pega a otro, se burla o busca que se sienta ofendido, utiliza malas palabras o incluso cuando tiene una rabieta agresiva exagerada.
En los niños pequeños de entre 2 y 3 años, son conductas muy habituales porque no son capaces de expresar sus emociones de otra manera, y tampoco de canalizarlas. La ira o la frustración son sentimientos muy fuertes y difíciles de canalizar para un niño de tan corta edad. Si a un adulto le cuesta a veces canalizar su ira, mucho más difícil lo es para un niño de poca edad.
Para expresar estas emociones tan intensas los niños utilizan las rabietas, los golpes, los arañazos... para que el adulto pueda interpretar su estado emocional y así poder ser consolado.

¿Cuándo va más allá?
Hay que saber diferenciar cuando la agresividad infantil es sólo transitoria o si va más allá. ¿Estás frente a una agresividad inicial, adaptativa o transitoria o de una conducta intencional?
La agresividad inicial se muestra como un aprendizaje basado en rabietas o malos comportamientos, en cambio la agresividad intencional se alarga en el tiempo y el niño buscará hacer daño físico o psicológico y siempre de forma intencionada.
El niño agresivo suele expresarse con insultos, gritos, golpes, patadas, mordiscos, palabras hirientes... Además ésta agresividad será algo normal para él para intentar solucionar los problemas, puesto que la mayoría de veces, le funciona.
Estos niños con agresividad infantil, suelen ser niños frustrados, tristes e inseguros, que hacen daño a otros y así mismos ya que acaban solos y aislándose de la sociedad. Normalmente llegan hasta estos extremos por no haber aprendido (ni que nadie les haya enseñado) a expresar sus emociones adecuadamente.
En cualquier caso, los padres siempre deben, desde el primer instante, frenar los comportamientos negativos y hacerle ver al pequeño que no es la forma correcta de actuar y enseñarle cuál es la forma adecuada.
María José Roldán tiene una diplomatura como Maestra de Educación Especial (Pedagogía Terapéutica) cursada en la Universidad de Barcelona (España) en la Facultad de Formación del Profesorado. Además, es licenciada en Psicopedagogía por la UOC (Universidad Abierta de Cataluña, España). Desde el 2008, trabaja en contacto con el sector educativo y brinda asesoramiento individual a padres y madres.









