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Ponerle música clásica a tu bebé no hará que sea más inteligente, según estudios

A lo largo de los años se ha extendido la idea de que la música clásica estimula la inteligencia de los bebés, incluso antes de nacer. Pero, ¿qué hay de mito y de realidad en el famoso «efecto Mozart»?

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El efecto de la música clásica

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El fenómeno del «efecto Mozart» surgió de un estudio científico publicado en 1993 en la revista Science. La investigación demostró que 36 estudiantes que escucharon la sonata para dos pianos en re mayor de Mozart obtuvieron mejores resultados en pruebas de razonamiento que aquellos que escucharon a otro músico.

El estudio, realizado por un grupo de investigación de la Universidad de California, no analizó el efecto de Mozart en bebés. Sin embargo, el resultado se extendió rápidamente y en poco tiempo —aunque el estudio haya sido solo en adolescentes— guarderías de Estados Unidos comenzaron a tocar música clásica para niños. En Georgia incluso se les comenzó a dar a los padres de recién nacidos un CD gratuito de música clásica.

Desde entonces hay un debate: ¿realmente existe el efecto Mozart?

¿Este efecto es un mito?

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Un equipo de la facultad de Psicología de la Universidad de Viena analizó todos los estudios que desde 1993 investigaron sobre el efecto Mozart y no encontraron pruebas de la existencia de tal fenómeno. En total, analizaron a 3 mil personas en 40 estudios realizados en todo el mundo.

«Quienes escucharon música, Mozart, Bach o Pearl Jam, obtuvieron mejores resultados que el grupo que no escuchó nada. Pero ya sabíamos que las personas funcionan mejor si tienen un estímulo [...] Recomiendo que todos escuchen a Mozart, pero no va a mejorar sus capacidades cognitivas, como algunos esperan», dijo Jakob Pietschnig, el científico que dirigió el estudio.

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Un estudio realizado en 1999 por el psicólogo Christopher Chabris suma los resultados de 16 estudios sobre el efecto Mozart. Él encontró solo un punto y medio de aumento en el coeficiente intelectual.

Los beneficios de la música clásica en niños

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La música prepara a nuestro cerebro para ciertos tipos de pensamiento. Después de escuchar música clásica, los adultos pueden realizar algunas tareas espaciales más rápido, como por ejemplo armar un rompecabezas.

Pero el efecto dura solo un tiempo corto. Nuestras mejoradas habilidades espaciales se desvanecen aproximadamente una hora después de que dejamos escuchar música clásica.

Sin embargo, aprender a tocar un instrumento puede tener efectos más duraderos en el razonamiento espacial. En varios estudios, los niños que tomaron lecciones de piano durante seis meses mejoraron su capacidad en un 30 % al resolver acertijos y resolver otras tareas espaciales. Los investigadores creen que tocar un instrumento crea nuevas vías en el cerebro.

Según los investigadores, la complejidad de la música clásica es lo que prepara al cerebro para resolver problemas espaciales más rápido. Eso no significa que otros tipos de música no sean buenos. Escuchar cualquier tipo de música puede ayudar a estimular el cerebro.

Escuchar música clásica puede calmar a tu bebé y hacer que en un futuro le guste ese género, pero no hará que sea más inteligente.

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