Antes se pensaba que sólo le sucedía a los adultos, pero cada vez es más preocupante la velocidad con la que la obesidad está influenciando a los niños. Es un asunto que se debe tratar, ya que es una enfermedad, y no solamente unos kilos de más. Pero con esto no busco sonar dramática, sino que cuando un niño está en esa situación, es importante consultar con un médico y un nutricionista para poder darle al niño las herramientas necesarias para combatir la obesidad.
Niños y obesidad: tema a tomar en serio

La obesidad se genera cuando en el cuerpo hay una acumulación de grasas mayor al promedio normal para la edad, altura y sexo. Ese nivel de grasa se crea, en general, por una ingesta de calorías mayor a la que el niño realmente necesita para su cuerpo.
Pero no sólo se debe a lo que come el infante, ya que también hay factores genéticos que influyen. El hecho de que ese niño tenga padres obesos va a afectarlo, y aumentará las posibilidades que el niño desarrolle obesidad, así como cuando los padres no son obesos, esos riesgos disminuyen.
El avance rápido de esta enfermedad, se debe principalmente a factores socio-culturales, ya que hoy en día, especialmente en los países desarrollados, las dietas no son muy balanceadas, y se opta por la comida rápida, la cual viene con una mayor cantidad de grasas y calorías.
Además, los niños tienen un acceso fácil a varias golosinas y snacks que no son saludables ni son sustitutos verdaderos de comida, sino que lo único que aportan son sal, hidratos de carbono y grasas saturadas.
Pero todo se puede cambiar y mejorar. Si tienen un hijo con obesidad deben llevarlo al médico y cambiar sus hábitos alimenticios, así como salir del sedentarismo y animarlo a realizar alguna actividad física. Con paciencia, supervisión y dedicación se logran buenos resultados.
Vía| mundobebweb








