Los primeros 7 días de tu bebé: lo que tal vez no sabías

La primera semana de un bebé es felicidad, ternura y amor. ¡Por fin ha llegado el nuevo integrante de la familia! ¡Por fin tenemos a nuestro bebé tan deseado en brazos! Sin embargo, también es uno de los momentos donde más inseguridades y dudas tendremos sobre la paternidad, sobre todo si se trata del primer hijo.

Tranquilos, porque nadie nace sabiendo cómo ser buenas madres o buenos padres: eso se aprende con la experiencia. Por ello, para que te vayas preparando en esta nueva y maravillosa etapa de tu vida, te contamos varias cosas sobre los primeros siete días de tu bebé que tal vez no sabías.

- Hay distintas formas de hacer eructar a un bebé. Paraditos en nuestra falda apoyados sobre nuestros hombros, recostados en el regazo... Cada madre debe encontrar el que mejor funcione para su pequeño. Recuerda que el eructo después de cada comida es esencial en los bebés.

- La caca del bebé suele ser de color verdoso durante sus primeros días. Luego se va tornando de un color amarillento-mostaza.

- Este es el momento para regular su sueño. Durante su primera semana de vida, el bebé duerme prácticamente durante todo el día y permanece despierto durante la noche. Con el tiempo, y con la constancia de los padres, se irán regulando sus horarios de descanso.

- Aun con poquitos días de vida, los bebés pueden tomar cosas con sus manos. Nada más tierno que cuando la manito de un bebé se toma del dedo de sus padres ¿verdad? Pero... ¿sabías que en realidad a esa altura todavía no se dan cuenta? Se trata de un acto reflejo involuntario para protegerse del peligro.

- Muchos bebés bajan de peso (entre un 3 y 10% del peso de su nacimiento) durante su primera semana. Luego, durante las dos o tres semanas de vida, lo suelen recuperar. Obviamente, siempre contando con la supervisión del pediatra, que controle que todo esté bajo control.

- El amamantamiento lleva su tiempo. En realidad, lo que el bebé recibe durante sus primeros días no es leche sino calostro, una sustancia que segregan las glándulas mamarias de la mamá durante el embarazo y los primeros días posteriores al parto. Para que la leche materna baje se requieren tres o cuatro días.