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La importancia de los halagos en la educación de los hijos

El cariño entre padres e hijos y las expresiones afectivas, son el mejor método para educar a los hijos, pero sin caer en el error de no corregir e impedir comportamientos incorrectos por su parte. Educar es corregir malos comportamientos y mostrar con el ejemplo y el cariño la forma correcta de actuar, sentir y pensar. Veamos, a continuación, por qué son importantes los halagos al educar a los hijos.

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¿Cuándo halagar a un niño?

El papá y la mamá deben de volverse una referencia de comportamiento, un modelo para los hijos y esto se consigue con una educación emotiva, cariñosa y disciplinada. La mezcla de disciplina con cariño es fundamental.

Las halagos y las felicitaciones son mas importantes para nuestros hijos de lo que podamos llegar a pensar. Hasta el punto de ser los verdaderos resortes que lleven a modelar su conducta y educación.

Imagen Thinkstock

Ignorar al niño cuando realiza malos comportamientos, como gritar, no obedecer, etc es la mejor opción para sustituir el castigo. Cuando vuelva a comportarse correctamente, se le debe dedicar toda la atención y felicitarlo por ello con cariño. 

Poco a poco el niño irá aprendiendo que para obtener el cariño de sus padres, debe de comportarse bajo ciertas reglas que irán conformando sus valores conforme vaya creciendo.

¿Cómo halagar a un niño?

Un consejo fundamental a la hora de halagar a tu hijo cuando realiza comportamientos adecuados es el de que no debe de ir acompañado de otra recompensa. El niño debe de ver que la recompensa es la atención y el cariño de los padres.

Pero hay que tener cuidado de no usar como castigo la retirada del cariño. Los padres siempre deben de mostrarse cariñosos con el niño incluso en los momentos en los que las correcciones deben de realizarse de forma mas severa.

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Halaga a tu hijo con frases que ensalcen sus valores, de tal forma que le ayudes a conseguir una buena autoestima que le ayude a tener éxito en la vida. 

Y algo fundamental es, como siempre, ser consistentes y coherentes entre los padres para que el hijo no pueda observar incongruencias que le lleven a la confusión.