Educar a los hijos es una tarea que puede ser agotadora y algunas veces los padres terminan absolutamente exhaustos. Una de las peores consecuencias de este fenómeno es que se puede echar por la borda todo aquello que se ha estado enseñando con tanto esfuerzo. El balance entre ser un buen padre y al mismo tiempo tomar momentos de descanso puede ser alcanzado si seguimos ciertas estrategias.
Estrategias para padres extenuados


Señal de no molestar
Coloca en la puerta una señal que diga “ No molestar”. Si tus hijos son lo suficientemente mayores como para estar solos por 15 minutos, explícales que ese cartel significa que mamá necesita unos minutos para descansar. Emplea esos minutos para tomar una ducha relajante, leer un poco, escuchar un tema musical o simplemente acostarte y reposar.
No te excedas en tiempo y asegúrate de darles a tus niños una atención positiva cuando regreses. Se darán cuenta de que su madre regresa de ese descanso feliz y radiante.

Compañero para encomiendas
Con un padre amigo puedes llegar al siguiente acuerdo: uno de los dos cuida a los niños en un horario de la semana mientras el otro va a por las encomiendas de las dos casas (alimentos, aseo, ropas, cualquier objeto necesario a comprar para el hogar). Entonces se intercambian al día siguiente, de modo que una vez a la semana ambos padres puedan tomarse un rato libre y resolver las necesidades de cada familia.
Ejercicios físicos
Sé que parece muy manido lo de ejercitarse, pero presta un poco de atención: los ejercicios son estupendos para el cuerpo, mejoran la autoestima, te dan más energía y sirven de ejemplo para tus hijos. Cuando uno practica ejercicios está tan concentrado que no puede conversar sobre ninguno de los temas cotidianos de la casa ni regañar a quien no está haciendo bien las cosas. Voilá!
Darse gustos pequeños diariamente
Cada día hazte a ti mismo obsequios simples: una taza de té, una llamada telefónica a un buen amigo, un baño caliente con aceites aromatizantes, cómprate un buen libro, etc. Defiende tu autenticidad y aprende a sentirte bien con tu vida cotidiana.
Si sigues estas recomendaciones, encontrarás maneras de ser tú mismo y cuidar de tu salud mental y espiritual; al estar tú más calmado, los niños también lo estarán. El resultado: una familia más equilibrada, amorosa y capaz de enfrentar los avatares de la vida.
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