Algunos niños sienten muchos dolores de espalda, según los estudios, antes de los 15 años, un 60% de los niños y un 70% de las niñas ya han padecido dolor de espalda. Para evitar que esos dolores molesten a los niños, lo ideal es prevenirlo cuanto antes, desde la más temprana edad, educandolos para tengan hábitos adecuados para la salud de la espalda.
El ejercicio físico en la infancia previene dolores de espalda


Los dolores de espalda normalmente son de origen desconocido y causan dolor, inflamación y contractura muscular. En algunos casos, un masaje con alguna crema anti inflamatoria o incluso la toma de algún medicamento dan buenos resultados, pero otras veces hay que recurrir a un diagnóstico médico, y algunas veces a pruebas más profundas como la radiología, la resonancia magnética y otras exploraciones.

Los dolores de espalda pueden ser provocados por una mala posición en la silla del colegio, de casa, para comer, estudiar; por estar mal apoyado en la mesa o en el pupitre de la escuela, por el transporte excesivo de peso de los libros y mochilas, por la falta de ejercicios físicos que fortalezcan las espaldas así como todo el cuerpo, y también por hábitos sedentarios. Las lesiones provenientes de algún golpe o caída, también suelen molestar a la espalda, así como la obesidad infantil que puede afectar a la columna de los niños.
La práctica de ejercicio físico en la infancia es la medida más importante para prevenir dolores de espalda en el futuro que pueden convertirse en crónicos.
Los ejercicios físicos ayudan al desarrollo de la musculatura potente y resistente, y a que la columna vertebral se forme adecuadamente. Todos los ejercicios deben ser desarrollados bajo una supervisión, especialmente la práctica de deportes muy competitivos.
Aparte de los ejercicios físicos también es aconsejable tener buenos hábitos a la hora de llevar las mochilas al colegio, las que tienen ruedas son las más aconsejables. También hay que cuidar la postura de los niños, y principalmente de las niñas que a partir de los 9 y 10 años empiezan a ganar más altura. Es recomendable que tanto los padres como los maestros observen las posturas e intenten corregirlas. Lo mejor es que ellos se sientan lo más atrás posible, con la espalda recta y los codos apoyados en el pupitre.









