Consejos para padres sobreprotectores

Muchos padres tienden a sobreproteger a sus hijos, sin permitirles dar un paso que pueda hacerlos correr riesgos. Aunque es obvio que los anima un gran amor por sus pequeños, conviene saber que con esta actitud ―inconsciente en todos los casos― precisamente están provocando daños en el menor.

Los padres en su excesiva preocupación y temor por sus hijos terminan convirtiéndolos en niños miedosos, inseguros y desconfiados. No existe otra forma de educar seres humanos valientes e inteligentes que no sea permitiéndoles enfrentarse a distintos desafíos de la realidad.

Es natural que el proceso sea paulatino, que gradualmente los padres vayan dándole independencia al niño en la medida que este alcanza un nivel determinado, pero ¿cómo podría poner en práctica lo que va aprendiendo si continuamente lo esconden tras un escudo?

Dos cosas muy importantes debe conocer todo padre: primero, los niños no son mascotas, sino seres preparándose para insertarse en la sociedad cuando llegue su momento y, segundo, la vida es en sí misma un viaje riesgoso. Justamente dejarlos moverse frente a los embates de la existencia brindándoles el apoyo necesario como personas con más experiencia será la mejor manera de protegerlos.

Cuando los hijos son adolescentes, la tendencia de los padres es a resolver ellos los problemas del menor. Sin embargo, su función no es sobreproteger o actuar por los niños sino orientar, aconsejar.

Deben ser observadores humildes ―algo muy difícil después de sentirse el centro de la vida de sus pequeños, claro―, pero absolutamente necesario para la buena salud de la relación y para el óptimo desenvolvimiento del hijo.