La competencia sana es buena para el desarrollo de los niños, pero cuando se vuelve algo malo o tóxico, la cosa cambia considerablemente. Una buena dosis de competencia puede ser algo motivador para que los niños trabajen duro para alcanzar sus metas, pero hay niños que toman la competitividad como algo demasiado en serio y van demasiado lejos en cuanto a querer ganar a toda costa.
Cómo saber si tu hijo es demasiado competitivo

La competitividad se puede dar en cualquier faceta de la vida, ya sea en el deporte, en lo académico o en otra actividad. El exceso de ella puede ser muy perjudicial para el niño que lo padece, porque el niño competitivo no estará recibiendo los beneficios que le ofrece el deporte o cualquier otra actividad, porque lo que importa es participar y disfrutar de lo que se está haciendo, sin importar tanto de los resultados.
Pero lo peor de todo es que hay niños que piensan que si no ganan no son merecedores del amor y de la atención de sus seres queridos. ¿Crees que tu hijo puede estar padeciendo una competencia malsana? A continuación te voy a explicar algunos síntomas de que tu hijo es demasiado competitivo.
Se jacta de sus logros
Es un niño que se vuelve engreído por aquello que gana y no le gusta escuchar cosas negativas de su comportamiento. Siempre está hablando de todos sus logros y de todo lo que es capaz de logar.
Es mal perdedor
Cuando pierde pone excusas y culpa a otros de su fracaso. Cuando la frustración es demasiado elevada y no ha sido capaz de llevarla bien es capaz de enfadarse, llorar e incluso tener un berrinche. Cuando se comporte de esta manera aleja a tu hijo inmediatamente de la actividad y hazle ver que eso no es deporte ni tampoco manera de divertirse.
Está estresado constantemente
Las ganas de querer ganar siempre a toda costa es algo que además de estresar, agobia y cansa. Este estrés no es saludable y puede extenderse en el resto de áreas de la vida del pequeño y generarle un estado constante de ansiedad.

Se reprende hacia sí mismo
Cuando se equivoca se castiga, se dice palabras hirientes, se frustra y se desmoraliza. Además de querer ganar siempre suele querer que todo esté siempre perfecto, por lo que no tolera los fallos más pequeños. Un poco de autoexigencia está bien, pero nada es perfecto en la vida y tiene que aprender de los errores para verlos como una forma más de aprendizaje.
Intenta modificar las reglas
Cuando intenta modificar las reglas es por y para su beneficio propio, le da igual que otros salgan perjudicados mientras él sea quien pueda ganar.
Insulta a sus oponentes
Al no saber canalizar la rabia y la frustración puede insultar a sus oponentes de juego e incluso a sus compañeros de equipo, porque un niño competitivo no entiende de trabajo en equipo, y esto es un gran problema puesto que es esencial para poder disfrutar del juego y desarrollarse adecuadamente en sociedad.
Prefiere jugar contra los "débiles"
Prefiere jugar contra los "débiles" porque se siente con mayor capacidad para ganar, pero esta victoria además de ser hueca es poco motivadora.
¿Tú crees que tu hijo es un niño competitivo? ¿Crees que lo es demasiado?
María José Roldán tiene una diplomatura como Maestra de Educación Especial (Pedagogía Terapéutica) cursada en la Universidad de Barcelona, España, en la Facultad de Formación del Profesorado. Además, es licenciada en Psicopedagogía por la UOC (Universidad Abierta de Cataluña, España). Desde el 2008 trabaja en contacto con el sector educativo y brinda asesoramiento individual a padres y madres.









