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Cómo enseñarles a los niños a que no se den por vencidos

Como todos los sábados, llevé a Micol, mi hija más pequeña, a su clase de patín, deporte que comenzó después de taladrar mi cabeza durante más de un año, ya que sentía bastante temor de que practicara esta actividad. Cuando la clase terminó, escuché que su profesora le decía, "Muy bien, Micol y hoy, además, no te quejaste mucho". El comentario me quedó dando vueltas en la cabeza, ¿de qué podía quejarse mi hija, si ella era la que había insistido para aprender este deporte y era la primera en estar lista cuando llegaba el día de la clase?

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Ya en el auto, le pregunté por qué su maestra la había felicitado porque ese día no se había quejado mucho, a lo que me contestó, que se quejaba cuando algo no le salía. ¡Mi pequeña impaciente! Le expliqué que, en primer lugar, concurría a las clases de patín para aprender, porque nadie nace sabiendo patinar; que, además, a medida que pasa el tiempo y toma más clases, era lógico que fuera aprendiendo más figuras con mayor dificultad, y lo más importante, que el mal humor sólo la predisponía mal para aprender algo nuevo, algo que además ella disfrutaba mucho.

Me quedé pensando en la importancia de que nuestros hijos no bajen los brazos cuando algo no les sale en el primer intento, por eso es que hoy EntrePadres te cuenta qué hacer para que nuestros hijos no se den por vencidos y sus objetivos se transformen en gruñidos cuando no se cumplen.

3 preguntas que debes hacerte si tu hijo se da por vencido demasiado pronto

¿Cuál es el verdadero problema por el cual tu hijo baja los brazos muy pronto?

Si tu hijo es un apasionado del rugby, y disfruta como loco cuando juega, pero de repente un día te dice que no quiere practicarlo más, puedes preguntarte si su entrenador no será demasiado exigente u otro niño le hace la vida imposible en las prácticas. Los niños no pueden enfrentar este tipo de situaciones solos, no tienen las herramientas necesarias, por eso les parece que la única salida que tienen es abandonar lo que están haciendo. Concurre a las prácticas, observa lo que allí pasa, si es necesario conversa con su entrenador y luego, traslada esa charla a tu hijo.

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¿Se sentirá tu hijo demasiado sobreexigido?

Los niños pueden querer hacer múltiples actividades y disfrutar de todas ellas. Pero somos los adultos los que decidimos finalmente, en benefcio de su salud emocional, mental y física. Si notas que tu pequeño quiere abandonar porque realmente está exhausto, tendrán que evaluar las prioridades y las actividades que le exijan menos. Y esto no es abandonar, esto es preservar.

¿Tu hijo espera demasiado de sí mismo?

A cualquier niño le gusta ganar las medallas y los trofeos, pero es necesario que comprendan que no todos podemos ser campeones ni ocupar el primer puesto. Sin embargo, la única manera de mejorar es permaneciendo en el juego, con alegría y dando lo mejor de nosotros mismos, más allá de los resultados.

Los niños son impacientes por naturaleza, todo lo quieren aprender con la velocidad de un rayo, pero es importante que sepan que eso es para los superhéroes de historieta. Al resto de los mortales comunes sólo nos queda la perseverancia. Insistir una y otra vez para obtener lo que queremos, y no rendirnos fácilmente si deseamos algo apasionadamente. Porque después de todo, el corazón rara veces se equivoca. 

¿Cuándo quiso tu hijo bajar los brazos y lo impulsaste a no hacerlo? Comparte cuál fue el resultado.