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¿Cómo cultivar la intimidad con nuestros hijos?

Qué es la intimidad, sino eso que nos conecta a través de los años y de las distancias; eso que nos hace sobrellevar los tiempos difíciles; eso que hace que ni siquiera necesitemos palabras para describir lo que sentimos cuando estamos frente a nuestros seres queridos.

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Es difícil definir la intimidad, pero todos la sentimos cuando recibimos el abrazo de quien nos ama cuando estamos quebrados; la sentimos cuando nuestros hijos nos abrazan a la noche y nos piden que nos quedemos "un ratito más"; la sentimos cuando lloramos en el hombro de nuestra amiga sin vergüenza ni recelo.

La intimidad es sentirnos conectados con el otro, a través de hilos invisibles. Hoy, EntrePadres te cuenta cómo cultivar la intimidad con nuestros hijos.

Creando intimidad, creando conexión

Según el investigador John Gottman, la intimidad no son más que pequeñas aperturas que hacemos diariamente entre los seres humanos y la manera a la que respondemos a ello. El modo en que ejecutemos estas pequeñas aperturas es lo que hará que la intimidad se incremente. Para esto, no es necesario realizar un curso acelerado de psicología transpersonal, alcanza con algunos pasos sencillos que podemos poner en práctica a partir de este momento.

Por empezar, empieza a tomar nota de los tonos y modos con los que se manejan en tu familia; ¿Son sensibles a lo que le ocurre al otro? ¿Responden con sarcasmo o burla? ¿Se muestran solidarios entre ustedes?

Segundo, los cambios empiezan por ti. Si tu hija necesita contarte algo que para ella es muy importante, y tú estás disfrutando de los momentos cruciales de tu telenovela, deberás establecer una prioridad. Recuerda que hoy en Internet es posible ver casi todos los capítulos de las series y telenovelas, pero ese instante con tu hija no volverá. Que la escuches sentará las bases para el díalogo y la predispondrá mejor a ella, para cuando tú necesites pedirle algo. Tú estás para ella y ella está para tí.

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Tercero, cuando te sientas afectada por alguna mala actitud de tus hijos o de tu cónyuge, toma distancia, desde el enojo sólo puede surgir más enojo, y más tarde puedes hablarles de cómo te hizo sentir su actitud. Háblale de tus sentimientos, sin acusaciones. Por ejemplo, puedes decirle, "Cuando actúas de esta manera, yo siento que...", en lugar de decirle "Eres de determinada manera"; de la primer forma, habilitamos el diálogo, de la segunda etiquetamos al otro, y las etiquetas suelen cerrar cualquier tipo de apertura al entendimiento, la comprensión y el acuerdo.

Cuarto, recuerda siempre que la intimidad es como una melodía, que se va ejecutando con pequeños pasos hacia el otro, donde las acordes pueden sonar desafinados en algunos momentos, pero no existe músico que no pueda detener la pieza y volverla a tocar nuevamente, reparando el error.

Siempre existe la posibilidad de profundizar la conexión con nuestros seres queridos, y eso, es otro milagro que nos regala la vida.

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