¿Qué son los organismos modificados genéticamente (OMG)? ¿Cómo afectan a nuestra alimentación, nuestra salud y la del planeta? Hoy te contamos un poco más sobre esta tendencia mundial, para que puedas cuidar tu salud y la de tu familia y amigos. ¿Echamos un vistazo?
Todo lo que necesitas saber sobre los alimentos OMG



Organismo Modificado Genéticamente
Estos organismos son creados a través de ingeniería genética, forzando a los genes de una especie hacia el genoma de otra especie no relacionada con ella para incorporarle alguna función o característica específica. Los genes, una vez modificados, pueden ser incorporados a un virus o pueden ser inyectados de forma directa en el núcleo de la célula.
Como ejemplo de manipulación genética entre especies podemos citar la inserción de un gen bacteriano tóxico para los insectos dentro de la planta de maíz,de manera que los insectos que se comen estos granos de maíz con el tóxico mueran. Otro ejemplo acerca de lo que se está haciendo hoy en día ,es insertar un gen de pez de agua fría en una planta de tomate para que esta planta no se congele durante el invierno. Los OMG incluyen desde microorganismos como bacterias o levaduras hasta insectos, plantas, peces y otros animales.
Es evidente que este tipo de procedimientos jamás ocurren de forma natural. Nunca un pez se cruzará genéticamente con un tomate para que este último soporte el invierno, son especies tan diferentes que jamás la naturaleza propiciaría una incursión como esa en los genes del tomate. De igual manera, en la naturaleza tampoco el maíz incorporará por su cuenta sustancias químicas tóxicas que maten a los insectos que pretenden comerlo.
La evolución de la naturaleza durante milenios ha ido dejando maravillas de transformación genética: de muy diversas formas, los genes de una especie se van desarrollando para acomodarse a las circunstancias de su entorno, pero siempre dentro de su ámbito natural, esto es, dentro de su misma especie.

¿Por qué tanta controversia?
Seguro que es algo que te preguntas, ya que los OMG parecen tener beneficios en muchos sentidos, y no contras. Primero que nada, debemos tener en cuenta que las poderosas compañías de biotecnología agroquímica como Monsanto, Syngenta, Bayer, Dow, Dupont o Basf presentan sus propios estudios sobre inocuidad para consumo humano a las autoridades regulatorias, por supuesto, concluyendo que son aptos.
Lo cierto es que las autoridades regulatorias no hacen pruebas significativas en calidad y en tiempo, de modo que no hay certeza alguna de que estas manipulaciones en contra de la naturaleza sean inocuas para la salud de plantas, animales y de los seres humanos.
Las semillas transgénicas son diseñadas para resistir fuertes aplicaciones de herbicidas, como por ejemplo, el Roundup de la empresa Monsanto que, al ser aplicado, destruye cualquier otra variedad de vida vegetal a su alrededor salvo la propia semilla transgénica. Estos herbicidas son peligrosos y dañinos para la salud humana y para el medio ambiente. En diversos estudios se han encontrado trazas de tóxicos químicos de estos pesticidas en la sangre de los seres humanos.
Por otra parte, los OMG se vinculan con trastornos digestivos, alergias, autismo, enfermedades autoinmunes, infertilidad y obesidad en diversos estudios, tanto en hombres como en animales.
Los OMG y el alto incremento en el uso de pesticidas son un factor predominante en el absurdo crecimiento en la muerte de las abejas, las mariposas monarca y muchas otras especies de aves que mueren por millones víctimas de estos productos de la industria química moderna.
Muchos de los OMG constituyen la base de los alimentos genéticamente modificados que se comercializan ya en muchos países del mundo. Es importante que usted sepa que los siguientes alimentos modificados mediante ingeniería genética ya se comercializan en los supermercados convencionales: maíz, soja, algodón, alfalfa, remolacha, papaya arco iris, calabacín verde y amarillo. También se venden productos industriales derivados de estos alimentos, como el aceite de semillas de algodón. El aspartame, uno de los nefastos edulcorantes usado de manera extensiva por la industria alimenticia, es también un OGM.
Alrededor del 80% de los alimentos procesados en Estados Unidos contienen OMG, con el agravante de que la ley de ese país no obliga a etiquetar el producto especificando que contiene este tipo de alimentos, y por ello el consumidor no sabe que se los está comiendo.
Por fortuna, hay una lista con cerca de 60 países en el mundo que restringen o prohíben el uso de estos productos para consumo humano. En Europa, la ley obliga a etiquetar los productos que contienen OMG, traspasando así la opción de comprar o no un producto transgénico a las manos del consumidor. Bután ha sido el primer país del planeta en anunciar que solo permitirá agricultura ecológica en sus tierras, ¡qué bueno sería que otros países –supuestamente del "primer mundo"– siguieran los pasos de este pequeño y sabio estado!
Uno de los graves problemas de los OMG es que cuando un campo es sembrado con estas semillas, las abejas, el viento y otros polinizadores se encargan de esparcir estos organismos por doquier, infectando otras plantaciones y amenazando también de tal forma las plantaciones ecológicas. Las compañías de biotecnología han patentado en muchos países sus semillas y mediante contaminación por agentes externos podrían extender su dominio transgénico y llevarlos a adueñarse de todas las semillas del planeta. Por supuesto, las semillas son de la humanidad y no pueden ser propiedad de una o varias corporaciones que pretendan adueñarse de nuestro alimento a través de su manipulación genética.

¿Como, entonces, nos podemos proteger de consumir estos organismos de la ingeniería genética que no nos garantizan inocuidad y cuyos efectos en el largo plazo tanto en seres humanos como en el planeta son desconocidos e inciertos? La respuesta es muy sencilla: consumir únicamente alimentos ecológicos. Esta es la única manera en los países donde por ley no se obliga el etiquetado de estar seguros de estar comiendo productos que no contengan estos organismos.
Consumiendo alimentos orgánicos o ecológicos no solo aseguramos no comer OMG, evitando los potenciales problemas de salud, sino que nos libramos de la gran carga tóxica de pesticidas y a su vez aportamos un importante grano de arena para que nuestra madre Tierra no siga siendo envenenada por químicos nefastos. Recuerda igualmente que la carga tóxica de los mares, que está contaminando de metales pesados los peces, proviene en gran parte de estos pesticidas.
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