Una escena recurrente en muchas películas es ver al protagonista ahogando sus penas en grandes cantidades de helado. A propósito, se distinguen varias razones por las que caemos en la alimentación emocional, según la psicóloga Jennifer Kromberg. Estas son algunas:
Si comes para ahogar tus penas, estos 3 motivos invisibles te pueden estar perjudicando

1. Por desconocimiento o distracción
Según la doctora Kromberg, la alimentación emocional puede ser el resultado de no saber por qué lo estás haciendo. Es decir, solo comes porque los alimentos están al alcance de tu mano. «Trata de ser consciente de qué y cuándo estás comiendo», afirma. Comer solo porque la comida está ahí es un comportamiento que deberíamos evitar, sin ninguna duda.

2. No eres capaz de tolerar los momentos difíciles
Es muy común atenuar los malos momentos consolándonos con comida. Muchas veces recurrimos a lo primero que tenemos a mano, que, por lo general, es muy calórico y no tan saludable (es muy difícil que en un caso de estrés o tristeza optemos por comer una rama de apio o una zanahoria, por ejemplo).
Esto significa que, si eres susceptible a la alimentación emocional, caerás fácilmente en la rutina de comer lo que tengas a mano ante el menor síntoma de tristeza o decepción. Al respecto, la doctora Kromberg aconseja que «debes permitirte experimentar los sentimientos difíciles [...], puede que esto no cambie la fuente de tu enojo, pero evitará que tengas que mitigar tus sentimientos con comportamientos que te gustaría dejar de lado, como comer».

3. No estás conforme con tu cuerpo
La doctora Kromberg afirma que estar disconforme con la figura o con lo que nos devuelve el espejo puede ser otro de los factores por los que podemos caer en la alimentación emocional. La mayoría de las personas que están inmersas en este círculo vicioso afirman que podrán volver a la normalidad una vez que alcancen el peso deseado. Pero esto rara vez ocurre, a menos que se tenga ayuda de algún profesional experto en el tema. Solo detendrás el ciclo de la alimentación emocional una vez que te amigues con lo que ves en el espejo.
Las buenas noticias son que la alimentación emocional puede tratarse y superarse, como lo asegura Psychology Today. El solo hecho de haberte dado cuenta de que eres su víctima es un progreso y representa el primer paso hacia una recuperación segura.







