Al ingerir alimento durante una comida, llegado un punto determinado, sentimos que nuestro organismo no nos demanda más alimento y que nos sentimos satisfechos. Pero ¿qué es lo que causa esta sensación de saciedad que experimentamos todos los días?
¿Qué es lo que produce la sensación de estar satisfecho?

Elegimos los alimentos en base a nuestras preferencias por ellos. Juegan aquí factores como el sabor de los mismos, la textura, su apariencia, su olor y hasta las circunstancias y convencionalismos sociales que los rodean. El apetito que sentimos proviene de la sensación de hambre, la costumbre que tenemos de comer a ciertas horas del día y el placer que nos da saborear los alimentos que más nos gustan.
Al ingerir alimentos nuestro estómago se dilata y procesa la comida alojada en él. Es aquí cuando se inicia el proceso que nos hace sentir satisfechos luego de haber ingerido determinada cantidad de comida. Los alimentos que se encuentran en nuestro estómago presionan las paredes del mismo, activando los receptores que se encuentran en éstas; estos receptores envían señales al cerebro a través del nervio vago. Estas señales llegarán a un punto X en el que nos sentiremos satisfechos y consideraremos innecesario (o a veces imposible) continuar alimentándonos.
Cuando no nos estamos alimentando, nuestro estómago se contrae progresivamente, haciéndonos sentir una necesidad de ingerir alimentos: el hambre.
Los alimentos ricos en proteínas son los que nos hacen sentir satisfechos por más tiempo. Los hidratos de carbono lo hacen por menor cantidad de tiempo, mientras que son los lípidos los que nos hacen sentir hambre más rápidamente luego de haberlos ingerido.
Obviamente la combinación de alimentos de los tres tipos es lo deseable. No es saludable abusar de alimentos solamente ricos en lípidos, o ricos sólo en proteínas, puesto que no estaríamos proveyendo a nuestro cuerpo con los alimentos con las demás propiedades.
La variación de los alimentos que ingerimos es lo más conveniente, y por su puesto el comer hasta que nos sintamos satisfechos, respetando las necesidades que nuestro organismo nos hace sentir. Cada uno sabe cual es su límite a la hora de comer: respetémoslo.
Via | Saludalia







