Las plantas medicinales que utilizamos para el tratamiento de dolencias comunes pueden resultarnos tóxicas si las ingerimos en determinadas cantidades, pero también en determinados estados de nuestro cuerpo. Precisamente, el embarazo es una época en la que hay que prestar atención a este tipo de consumo, porque hay ciertas hierbas de las que es mejor alejarse, ya que pueden ser perjudiciales para nuestra salud, así como para la del bebé.
Plantas a evitar en el embarazo

Plantas muy comunes no aptas para el embarazo
Es habitual por ejemplo el consumo de perejil en nuestra cocina, como condimento para cientos de recetas. Sin embargo, cuando estamos embarazadas, su uso está totalmente desaconsejado, por lo que se recomienda evitarlo a toda costa, ya que puede potenciar el sangrado uterino.
Otro de las plantas fáciles de encontrar en la medicina natural es el eucalipto, que se utiliza en todo tipo de consomés y preparados, sobre todo para solucionar problemas respiratorios. Si estás embarazada, o tienes ya a tu bebé, ten cuidado con esta planta, porque aumenta el sangrado y además pasa sus componentes a la leche materna, los cuales pueden resultar tóxicos al niño.
Muy peligrosas para el feto
Pero si las anteriores solo podrían causar problemas leves, otras hierbas como la mandrágora, el ajenjo o el tanaceto son muy peligrosas, ya que podrían ser la causa de anormalidades fetales. Su consumo puede producir anomalías en el bebé o incluso su muerte por la toxicidad que suponen en el útero de la madre.
Así que, si en algún momento has pensado en la medicina tradicional durante el embarazo, olvida todas estas mientras tienes a tu pequeño en el vientre y durante el período de lactancia. A partir de ese momento, podrás volverlas a incorporar a la dieta de forma habitual, ya que fuera de este período no te provocarán ningún daño.









