El laurel es, con seguridad, uno de los condimentos que guardas en tu alacena. La enorme cantidad de comidas que se preparan con él para aprovechar su característico y delicioso sabor lo vuelven una de las hierbas más populares en las cocinas mediterráneas (de donde el laurel es originario), y también en las americanas (donde el laurel también se cultiva).
Las propiedades digestivas del laurel

Además de ser un condimento excepcional, el laurel es una hierba medicinal más que interesante de la cual pueden extraerse numerosas ventajas. A continuación te hablaremos de las propiedades del laurel, para que veas que no en vano los romanos elaboraban en base a él sus coronas.
La digestión es por excelencia el campo en el que mejor actúa el laurel. Siendo un excelente digestivo, el laurel permite abrir el apetito a las personas inapetentes que necesitan llevar a cabo una dieta para engordar. Además de facilitar el tránsito digestivo, a la vez elimina del conducto digestivo los gases que lo obstruyen, para así facilitar el pasaje de comida por él.
También es una planta medicinal diurética, por lo cual es recomendada en personas que tienen cólicos en el riñón o bien que retienen muchos líquidos.
Además de ser muy efectivo en estos dos terrenos, el laurel también es un antirreumático y antiinflamatorio excelente. Aplicado externamente el aceite de laurel se aplica friccionándolo sobre la piel, evitándose así dolores como la tortícolis, lumbalgia, torceduras y esguinces de cualquier tipo y dolores musculares en general.
Además de utilizarlo en la cocina como condimento, también puedes preparar agua de laurel. En una infusión de un litro de agua agrega entre veinte y treinta gramos de hojas de laurel, añadiéndole frutos maduros para que los efectos sean más fuertes. Puedes tomarte como aperitivo una taza diez minutos antes de cada comida, y si deseas aprovechar sus efectos digestivos, una diez minutos después de cada comida.
Vía | PlantasNet






