Si buscas la palabra « Wonderlust» (un término sin traducción, pero que significa básicamente deseo de viajar) en Instagram, te encontrarás con más de 70 millones de fotos. Algunas lindas, otras no tanto, pero todas tienen algo en común: te dan ganas de armar las maletas y aventurarte a un destino nuevo.
La ciencia ya sabe por qué te gusta tanto viajar y te lo explica

¿Por qué nos gusta tanto viajar? Hoy en día es más fácil que en la época de nuestros padres, pero sigue siendo algo un poco inconveniente. Tienes que ahorrar durante meses (o incluso años) para poder pagar un pasaje de avión, hospedaje y los gustos que quieras hacerte, si tienes mascotas tienes que buscar a quién dejárselas, tienes que organizar tu trabajo para que, cuando regreses, no te ahogues con las responsabilidades. Y todo eso ¿para qué? Para escapar de la rutina por un par de días y conocer un nuevo lugar.
Si fuera cualquier otra cosa lo pensaríamos dos veces, pero no con los viajes. Los millennials, sobre todo, prefieren invertir su tiempo y dinero en experiencias y no en cosas materiales, y viajar es una de esas experiencias que te hacen más rico. Sin embargo, además de ser un placer, también hay algunas razones científicas por las que nos gusta viajar. Aquí te contamos cuáles son:
Más que un gusto, una necesidad

Resulta que la necesidad de viajar es tan antigua como la humanidad misma. Lo que es más reciente, de hecho, es quedarnos en un solo lugar. Durante gran parte de la historia las personas vivían en comunidades nómades. Se movían de acuerdo con el clima y las posibilidades de cazar, pero con la invención de la agricultura todo cambió.
Las cosechas demandaban que los humanos se quedaran en un punto fijo y las comunidades se desarrollaron de esa forma hasta lo que conocemos hoy. Sin embargo, eso no significa que hayamos perdido esas ganas de viajar. Para las comunidades prehistóricas ser nómade era una necesidad para tener más alimento y seguridad, y lo mismo sucede hoy, de lo contrario las personas no emigrarían cuando las cosas en sus países se ponen mal.
Sin embargo, la necesidad no es lo único que nos lleva a viajar. Un estudio de 2015 reveló que existe una variante genética, conocida como DRD4-7R, que puede ser la razón por la que algunas personas son impulsivas y tienen deseos de viajar y conocer cosas nuevas. Si bien un factor genético no hace una personalidad, es una hipótesis interesante que puede ayudar a entender por qué algunas personas sienten el wonderlust con más fuerza que otras.
El avance de las redes sociales también puede ser un factor por el que los más jóvenes quieren viajar. Hoy el mundo entero está conectado y podemos encontrar cualquier rincón perdido del mundo en una foto de Instagram o un video en YouTube. Sean cuáles sean las razones, una cosa es verdad: ¿a quién no le gustaría irse de paseo?
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