La enfermedad de Parkinson es una patología que afecta en gran medida la calidad de vida de las personas, al tener que convivir con temblores constantes que incluso no los dejan dormir. Es por esto que se ha intentado generar numerosas terapias, lográndose algunos beneficios, que en otros pacientes no se obtienen o disminuyen en el tiempo, pero hace poco más de 20 años se creó un procedimiento que ha dado grandes resultados y te mostramos a continuación en VivirSalud, la estimulación cerebral profunda.
Estimulación cerebral profunda, un tratamiento para el Parkinson

La estimulación cerebral profunda es una técnica que consiste en la implantación de electrodos en el cerebro. Mediante un procedimiento quirúrgico se implanta un dispositivo operado por una batería llamado neuroestimulador, que envía estimulación eléctrica a las áreas del cerebro que controlan el movimiento, bloqueando las señales anormales que se producen en el Parkinson. El electrodo es insertado en el cerebro, mientras que el neuroestimulador es implantado en el tórax.
Un estudio publicado en The Journal of the American Medical Association encontró que los pacientes de Parkinson que se habían sometido a la estimulación cerebral profunda habían mejorado significativamente más que los que recibieron el mejor tratamiento médico. Los pacientes también sintieron la diferencia, reportando una mejor calidad de vida.
El procedimiento, aunque es efectivo, no está exento de riesgos. Según el Dr. Frances M. Weaver, del Hospital Edward Hines Jr., de Chicago, el 40% de los pacientes sometidos a estimulación profunda del cerebro expermentaron al menos un evento adverso:
"La mayoría fueron infecciones en el lugar de los electrodos o la batería", dijo Weaver. "Y en casi todos se tuvo que remover el dispositivo y reemplazarlo en un momento posterior, una vez se resolviera la infección."
Estudios anteriores mostraban que después de la cirugía puede ocurrir una hemorragia intracraneal, así como presentarse una dificultad para hablar o quedar hablando con una voz suave. Otros pacientes no obtienen beneficios, lo que puede deberse a que el estimulador no esté ajustado correctamente. Si el procedimiento no funciona, los electrodos se pueden apagar, o puede quitarse la batería puesta en la cavidad torácica.

La estimulación cerebral profunda sólo funciona si los pacientes han respondido a los medicamentos de prescripción para el Parkinson, como la L-dopa, a pesar de que estos medicamentos por lo general dejan de funcionar con el tiempo y pueden causar problemas de movimiento propios. No se sabe por qué el estímulo funciona, pero los científicos sospechan que normaliza la actividad aberrante en el globo pálido y el núcleo subtalámico, las áreas del cerebro que son los principales objetivos de la estimulación cerebral profunda en la enfermedad de Parkinson.
Los especialistas en la estimulación cerebral profunda dicen que los buenos resultados de este tratamiento se basan en la selección adecuada del paciente. Para esto se requiere un equipo médico, donde trabajen neurocirujanos con neurólogos, para diagnosticar precisamente el Parkinson y descartar alteraciones cognitivas en los pacientes. Las personas mayores de 70 años han sido las más beneficiadas con este procedimiento, pero se asocia un riesgo mayor de complicaciones quirúrgicas después de esa edad, por lo que se debe evaluar el estado general del paciente.
La estimulación cerebral profunda es una buena alternativa para tratar el Parkinson, donde es posible que se deba seguir con el tratamiento médico y ajustar la vida para poder convivir con esta enfermedad.










