5:00 de la mañana. Suena tu alarma y sacas la mitad de tu cuerpecito al frío de la madrugada para apagarla. No tienes ganas de levantarte, pero no te queda de otra porque la luz no se va a pagar sola. Desayunas a la carrera para atorarte en el tráfico y llegar a la oficina. Ahí pasas 8 horas llenando reportes que no te podrían importar menos y revisando tu Facebook.
Este es el motivo por el que deberías buscar un trabajo que te guste

¿Te suena familiar? Nos gustaría pensar que no, pero lo más probable es que en al menos una ocasión tú también te hayas sentido así. De acuerdo con un informe de Gallup, sólo el 13 % de los empleados disfrutan su trabajo. Un 63 % no está comprometido con él y un 24 % de plano lo odia. ¡Esa es demasiada frustración!
Además de la evidente insatisfacción personal que acarrea el sentir que no cumplimos ninguna función importante en el mundo, aguantar un trabajo que nos hace enojar tiene efectos negativos en la salud. Así como el estrés es uno de los enemigos más comunes para nuestro cuerpo, ejercer un trabajo que disfrutemos nos hará más sanos, tanto en lo mental como en lo corporal.
Trabajo + Felicidad = Salud

Según una conversación de expertos en la salud en ABC News, la felicidad es una de las piezas claves en el rompecabezas del cuerpo sano. La felicidad combate al estrés y mejora nuestros sistema inmunológico, lo cual nos protege de futuras enfermedades. Los médicos están de acuerdo que entre más feliz eres, mejor vives.
Encontrarle significado a nuestro trabajo diario es esencial para sentirnos satisfechos y, en consecuencia, felices. Claro que conseguir un empleo bonito no es lo único, saber balancearlo con la vida personal es la combinación perfecta.
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¡Es que lo que me gustaría hacer no deja dinero!

Tal vez el dicho " haz lo que amas, el dinero vendrá después" suena demasiado utópico e irreal en el caótico mundo moderno, pero no existe una ley que prohíba que esto suceda. Los autores del libro Sólo empieza: actúa, abraza la incertidumbre, crea el futuro están convencidos de que esa frase es mucho más que palabras bonitas y vacías.
Lo que Schlesinger, Kiefer y Brown proponen es que al desarrollar una actividad que disfrutas, le echarás más ganas y en serio te importará mejorar en ella. Lo cual te convertirá en alguien más apto y, en consecuencia, digno del trabajo que deseas. Claro, siempre y cuando tus pasiones estén enfocadas (lo sentimos, tu amor por dormir tal vez no se convierta en una profesión bien pagada).
Por supuesto que dejar absolutamente todo de lado por tu sueño no siempre es conveniente, sobre todo si tu familia depende de ti. Pero siempre que satisfagas las necesidades básicas (como comer y tener un techo), nada te detiene de dedicarle a tus pasiones un par de minutos al día. Esto te hará sentir más satisfecho y feliz, incluso si no vives de ello.
No asumas que tener un trabajo que odies es normal porque, aunque sea algo común, no quiere decir que no tenga remedio. ¡Sobre todo si afecta hasta tu salud! Así que, la próxima vez que calcules cuántas horas faltan para que falten tres horas para salir, tal vez no sea mala idea que reconsideres si vale la pena quedarte en donde estás.
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