A Carmela Bustelo le detectaron cáncer cuando tenía 21 años y desde el primer momento supo que bajar los brazos no era una opción. Si bien la enfermedad cambió por completo su vida -siguiendo un tratamiento que incluyó varias sesiones de quimioterapia-, Carmela encontró en todo este proceso su manera de salir adelante: con tan solo 22 años, se convirtió en una exitosa emprendedora que vende turbantes con diseños originales y divertidos.
Después de saber que tenía cáncer, ella tuvo una idea que cambió su vida (y la de muchos más)

¿El motivo? Brindar este accesorio no solo a las mujeres que atravesaban la misma enfermedad, sino también para que se deje de pensar a los turbantes como «una marca registrada del cáncer», tal como ella define.
Hablamos con Carmela y descubrimos que, detrás de su receta de vida, hay mucha alegría pero, sobre todo, un gran propósito.
La historia de Carmela
Carmela nació en Bahía Blanca, provincia de Buenos Aires, pero a sus 18 años decidió mudarse sola a capital para comenzar sus estudios. En octubre del 2017, cuando tenía 21 años y se encontraba a muy pocas materias para terminar el 4º año de Arquitectura, le diagnosticaron Linfoma de Hodgkin.
Linfoma de Hodgkin
Es un tipo de cáncer del tejido linfático, que se encuentra en los ganglios linfáticos, el bazo, el hígado, la médula ósea, entro otros sitios, y forma parte del sistema inmunitario. Puede afectar a personas de cualquier edad, pero es más frecuente en personas de 20 a 40 años y en los mayores de 55 años de edad.
¿Cómo era tu vida antes del diagnóstico?
Mi vida antes de que me diagnostiquen era como la de cualquier chica normal de 21 años: vivía sola, iba a cursar, a trabajar y al gimnasio. Llegaba a las 9 de la noche a mi casa, me bañaba, cenaba y me iba a dormir. También siempre me mantenía rodeada de amigas y organizábamos planes divertidos. Era muy amante de mi rutina.
¿Y después del diagnóstico?
Mi vida cambió por completo, fue como una cachetada que me dio vuelta y como siempre digo: «Se te ponen en fila todos los patitos». Pero desde el primer momento, siempre supe que lo iba a llevar con paciencia, tranquilidad y alegría -cuando se puede- y llorando y descargando cuando es necesario también. Sabía que yo iba a poder con esto.
¿Te sentiste acompañada?
Mi familia y mis amigos estuvieron siempre muy presentes. Soy una privilegiada en ese sentido, porque te cambia toda la vida.
El emprendimiento que surgió en uno de los momentos más cruciales de su vida
A raíz de la quimioterapia, a Carmela se le empezó a caer el pelo, por lo que decidió cortarlo muy cortito y realizar una peluca con su propio cabello. Sin embargo, se sentía insegura usándola, ya que creía que se le iba a correr o caer.
Como todo en la vida de Carmela, eso no la frenó. Supo hacer de algo que le faltaba, parte de su historia de vida.
¿Cuándo empezaste a usar turbantes?
Mi psicóloga, que atravesó lo mismo que yo, me prestó sus turbantes de cuando ella tenía cáncer, que también se le había caído el pelo. Usando esos turbantes, comencé a sentirme más cómoda, pero no me gustaban mucho, ya que yo quería tener unos más coloridos, alegres y divertidos. Entonces, se me ocurrió que podía diseñarlos yo. Compré tela y me mandé a confeccionar 10 turbantes para mí. En enero de 2018 me fui de vacaciones a la playa con mis amigas y ahí fue que todas me empezaron a pedir prestado esos turbantes. Todas me dijeron: "¿Por qué no los haces para vender?". Al principio me pareció una idea absurda, ya que pensaba que nadie me iba a comprar, pero me convencieron.
El inicio de «Las Cholas»
Abrí un Instagram llamado «Las Cholas» porque todos me dicen Chola. Subí dos fotos: una contando mi historia y otra con una sesión de todos los turbantes. Me fui a dormir y al otro día tenía 1500 seguidores. La aceptación fue casi instantánea, ya que me pedían turbantes al por mayor. Fue una locura.
¿Qué significa el emprendimiento para vos?
Nació para ayudarme a mí a entretenerme (me faltaban 6 quimios todavía). Mi psicóloga me recomendó que haga algo que me gusta para que me distraiga y asó poder llevar la segunda parte del tratamiento. El objetivo es ayudar a otras mujeres que están pasando por la misma situación que yo y que se quieran ver cancheras y con onda. Así, no tienen que usar un pañuelo aburrido.
¿Qué sentís al saber que estás ayudando a muchísimas mujeres?
Me llena el alma. Saber que de algo tan malo como lo que me está pasando a mí, pueda convertirse en algo bueno para ayudar a otro, es lo que más me pone feliz.
«Las Cholas» actualmente suma más de 19 mil seguidores en Instagram y vende distintos diseños de turbantes, vinchas y pañuelos.
Carmela se convirtió en sinónimo de autosuperación y perseverancia. Es, tanto para su círculo cercano como para los que la siguen en las redes, un ejemplo de que a la vida hay que tomársela con optimismo y alegría.









