El verano es el período ideal para adquirir buenos reflejos alimenticios. Por eso, si queremos mejorar nuestra alimentación es un buen momento de empezar, junto a los meses de calor. ¿Quieres conocer las claves para cambiar los hábitos alimenticios en verano?
Claves para cambiar los hábitos alimenticios: elige el verano


#1 Limitar el aporte en materias grasas
Vinagretas y salsas suelen estar sobrecargadas de aceite. Seis cucharadas soperas de aceite equivale a seiscientas calorías, casi una comida entera. Dos cucharadas soperas son suficientes –tres si la ensaladera es grande–, a las que puedes añadir una cucharada de agua, ya que da la impresión de que hay más aceite.

#2 Otra forma de condimentar
Evita escurrir totalmente la ensalada y juega con esto y la acidez de las vinagretas y el limón. En cuanto a las hierbas, especias, cebollas, ajo, etc., pueden muy bien reemplazar la sal –debemos tener en cuenta que la sal abre el apetito, por lo que siempre es ideal probar el plato primero antes de volver a sazonar–. Finalmente, se mezcla bien la ensalada para evitar que la vinagreta no se quede en el fondo del recipiente.

#3 Consumo de proteínas
Comprobar las porciones de carne y de pescado: 120 gramos de proteínas por persona es una buena cantidad.
Se pueden añadir legumbres, lentejas, garbanzos a las ensaladas frías o templadas. Ricas en fibras, ralentizan la asimilación de los azúcares y se transforman en energía sin provocar el famoso pico de insulina propicio para el almacenamiento.

#4 Consumir más frutas y verduras
Consumir frutas y verduras en cantidad es imprescindible para mantener una buena salud. Como el sol afina los sentidos, nos sentimos tentados de variar la alimentación, las papilas se abren a los sabores más sencillos y todo parece mejor. Los alimentos ricos en vitaminas, minerales y fibras tienen una buena densidad nutricional.

#5 Té, tisana y bebidas frescas
El cuerpo necesita mucha agua, y mucho más todavía cuando hace calor. Sin azúcar, natural o en infusión es la única bebida que hidrata y quita verdaderamente la sed.
Se aconseja beber agua con frecuencia: 300 mililitros (un vaso y medio) cada tres horas, además de las comidas. Nuestras necesidades cotidianas reales son de 35 mililitros por kilo, es decir, que una persona que pesa sesenta kilos debe beber 2100 mililitros (algo más de dos litros).
En todo caso, la cantidad de agua que se debe consumir debe adaptarse a la corpulencia de la persona, a su actividad física, al calor y a la higrometría ambiental. Para variar los sabores del agua se pueden hacer tisanas heladas y diferentes tipos de tés e infusiones.

#6 La cocina vegetariana
Una buena alternativa en verano es aprender a cocinar al estilo vegetariano. El desarrollo de los sentidos estimula la creatividad. Las verduras en brocheta o en papillote a la barbacoa, el gazpacho andaluz, el humus, las ensaladas de algas son platos vegetarianos muy sabrosos y variados que en tiempo de calor se adaptan muy bien a un menú diario diferente, a la vez que saludable.
Estas son las claves para cambiar la alimentación en verano. Con estos consejos podrás tener una dieta más saludable, disfrutar del verano con todo y seguir con esto que has aprendido para los meses más fríos.
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