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11 cosas que cualquier persona desorganizada entenderá perfectamente

Ser realmente desorganizado es casi como un placer culposo: a pesar de que recibimos críticas constantes, sentimos una pizca de satisfacción por contradecir las típicas y aburridas convenciones del resto. Vivimos al filo del peligro: necesitamos esa dosis de adrenalina que proviene de las constantes sorpresas que nos asaltan (¿dónde dejé mis llaves?, ¿habré dejado el horno prendido en mi casa?), no nos asustamos fácilmente cuando los planes cambian o si sucede algo inesperado.

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Tampoco perdemos el tiempo tratando de controlar cada detalle, nuestra visión es muy macro para eso. Si tienes este espíritu rebelde e indómito del que hablamos, esto probablemente te haya pasado más de una vez.

1. No saber qué día es hoy (ni qué tenías que hacer)

Los calendarios son nuestro peor dolor de cabeza. ¿Para qué memorizar algo que cambia constantemente? Desconfiamos de todo ese vudú de marcar en una hoja lo que hay que hacer. Cada día que pasa es una aventura hacia lo desconocido: nada antes, nada después, somos expertos en vivir el momento.

Hay que perderse para encontrarse, ¿no?

2. Las pilas de ropa sucia

Nuestros cuartos son… únicos. Para sintonizar con nuestro espacio personal, precisas despojarte. Eso que ves como “ropa sucia” es la huella de una semana muy productiva.

3. Abandonar la agenda en Enero

Imagen The CW

El mundo nos intenta aprisionar con sus agendas y horarios y en algunos momentos de debilidad, creemos en esa ilusión y seguimos a la ciega manada. En poco tiempo, ya recapacitamos y volvemos a nuestra querida y tan necesaria espontaneidad.

4. La computadora y sus archivos, un laberinto sin salida

¿Guardarlo en el escritorio de Windows? Por supuesto, hasta que se llena. También creamos carpetas dentro de carpetas a medida que vamos almacenando datos, y pronto olvidamos qué nombre le pusimos a las cosas. Seguramente sea algo como trabajo.doc seguido por una combinación aleatoria de números. Hasta nunca, querido archivo.

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5. Está todo en tu mochila

Papeles, documentos, golosinas, envoltorios vacíos, ¿ropa interior? Todo lo que llega a tu mochila, se queda ahí… por un buen rato. Es un refugio, una especie de limbo, tu “zona fantasma”.

También te garantiza que nadie va a meter la mano ahí.

6. ¿Mi pendrive?

Son artículos descartables para ti. ¿Existe algo así como una cartuchera para pendrives? ¿Un depósito? ¿Serías capaz de perder un pendrive en tu mochila... para siempre? Sí. El resto de la gente… ¿cómo lo hace?

7. Tus apuntes son obras de arte

Garabato sobre garabato, tus anotaciones son verdaderas muestras de arte geométrico y abstracto. Descargas la inspiración con pasión y furia sobre el papel mientras que el único lugar donde tus brillantes ideas persisten es en algún rincón mal iluminado de tu mente. Lo mismo con cualquier número telefónico (esos sí son casos perdidos).

8. ¿Era hoy la cita con el dentista?

Tenías toda la información en uno de tus apuntes/dibujos. Si tan solo pudieras decodificarla… Sí, es hoy, ahora solo tienes que llamar a averiguar a qué hora era, pero tampoco tienes claro cómo has agendado el número del dentista en tu celular. Confías en tus impulsos y decides “es a las cinco de la tarde”. ¿A qué otra hora podría ser?

9. Los post-its podrían ser tus mejores amigos, pero los usas más bien para decorar

La ilusión de que todo está bajo control es suficiente para que tus compañeros se queden más tranquilos. Sin embargo, jamás chequearás un post-it para leerlo. Sus colores, eso sí que es atractivo.

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10. Solo tú eres capaz de entenderte

Ya reconoces esa sensación, la que te indica de tus frecuentes olvidos. Pero a pesar de todo, estás en constante diálogo con el caos: es como un universo paralelo que te deja misteriosas señales. De alguna manera, ahí están las respuestas.

11. Los demás son tu guía

Son la clave para descifrar el rompecabezas, las luces que indican el camino. No temes y preguntas, las veces que sea necesario: ¿era hoy la reunión de estudio? ¿había que hacer algo para esta clase?

Ahora cuéntanos, ¿acertamos tratando de poner orden y claridad a tus hábitos caóticos?