Sentimientos de maternidad en Fringe [Crítica 5x03]

Una nueva parte del plan para derrotar a los Observadores se ha llevado a cabo en el tercer episodio de Fringe. Aunque por ahora es sólo uno más de los inestimables obstáculos que deberán sortear en la carrera por conformar la ejecución que permita a la humanidad recuperar las ya perdidas libertad e independencia.

Este tercer envío diversifica la historia de turno en dos marcados conceptos: el reto que representa cumplir la mencionada etapa del plan maestro y, en segundo lugar, la responsabilidad y el sentimiento de maternidad/paternidad que conlleva el cuidado de un hijo, al punto de llevarnos a hacernos la pregunta:  ¿Le darías la espalda a todo un mundo por un hijo? Pues, yo mismo desafío a cualquier padre a elaborar una respuesta rápida.

En lo que a números respecta, la tira parece haberse estabilizado, alcanzando un promedio de un punto de rating, lo que representa a unos 2.7 millones de espectadores en simultáneo sintonizando el programa.

Pienso que si no se tratara de la última temporada y -sobre todo- si no se hubieran pactado apenas 13 episodios, esta cifra de televidentes asustaría a cualquier productor ya que, como mencionaba en la nota anterior, es evidente el aumento de presupuesto por episodio (excelentes maquillajes para los personajes del bosque, diversidad de escenas grabadas en exteriores, logrados efectos especiales, etc.) para la temporada final. Y, como todos sabrán, si la relación rating-presupuesto no es pareja, cualquier serie de televisión termina como la recordada Terra Nova.

Con menos acción de la acostumbrada, este episodio se centra en lo que un padre está dispuesto a hacer por un hijo, desde sacrificar su propia vida o renunciar a todo lo que este representa en busca de alcanzar un bien mayor.

The recordist

Walter ( John Noble) y Astrid ( Jasika Nicole) utilizan el laser fabricado en el episodio anterior, para acceder a la videocinta que documenta una de las distintas etapas a cumplir para llevar a cabo del plan de absolver a la humanidad del dominio de los calvos Observadores. En esta, se les indica a nuestros protagonistas que –sin más detalles- deben viajar hasta una cierta locación, resultando ser una zona casi selvática, habitada por extrañas personas.

Luego de ser reconocidos como el famoso grupo Fringe, los habitantes cuentan cómo se recluyeron para evitar el control de los nuevos gobernantes y así poder documentar los hechos de la historia desde su propia visión, aún siendo víctimas de un extraño virus que pareciera convertir su piel en una especie de corteza floral. Mientras Walter, quien sigue sin recordar por qué debían dirigirse hasta ese distante lugar, Etta ( Georgina Haig) da muestras del orgullo que siente por el desempeño de su madre, causándole un marcado sentimiento de culpa y dolor.

Gracias a esto, Olivia ( Anna Torv) empieza a abrirse y confía a Peter ( Joshua Jackson) los motivos de la decisión que tuvo que tomar en el pasado. Decisión que ponderaba abandonar la búsqueda de su desaparecida hija para luchar contra el inminente dominio de la humanidad, mientras que Peter decidía no acompañarla hasta encontrar a Etta.

Astrid finaliza la reconstrucción casi por completo de la dañada videocinta y les notifica a los restantes miembros del grupo que deben explorar una cercana mina. Ya en la mina, no sólo descubrirán que existe un material capaz de convertirse en la fuente de energía requerida para la misión que derrotará a los viajeros del tiempo sino que también es esta la fuente del malestar que acecha a los habitantes del bosque.

Es el líder de la sufrida agrupación, quien decide sacrificarse su propia vida adentrándose en la excavación para conseguir los necesarios cristales, no sin antes completar una emotiva despedida de su único hijo.

Gran episodio a mi entender. No dejen de verlo ya que no tiene desperdicio alguno y aporta en su totalidad al desarrollo de esta, la última temporada de Fringe, aunque todavía restan por develarse unos cuantos misterios: ¿Qué pasó con Septiembre? ¿Quiénes secuestraron a Etta? ¿Cómo y por qué los Observadores tomaron el control del mundo?