Hay algo del cine clase B que le llama la atención al público en general. A diferencia de otras producciones con mayor presupuesto y soporte de los medios y los grandes estudios, este cine puede darse el lujo de cometer todos los errores posibles sin temer futuras represalias y, es más, cuanto más fallido sea el resultado final, más famoso y recordado será (pensemos en Plan 9 From Outer Space). Eso realmente nos plantea la interrogante, ¿por qué a la gente le gusta el cine clase B horrible?
¿Por qué a la gente le gusta el cine clase B horrible?

Más clásico que los clásicos
Uno generalmente se refiere a este tipo de producción como “horrible” no tanto por su calidad estética y argumental (aunque no queda muy atrás del término), sino porque generalmente este cine remite a las historias de terror, a los monstruos y recursos expresionistas que harían llorar a F.W. Murnau. Hablando del tema, Nosferatu mismo, un clásico del cine, es una producción clase B de corazón: una opción de emergencia, tras no conseguir los derechos de Drácula para llevarla al cine. Este estilo de representación no tiene tapaderas, y es más que honesto con su público, algo muy apreciado.
El cine clase B (con su pariente generalmente asociado, el cine Z) es de naturaleza independiente, pero que en ningún momento intenta ocultar la falta de fondos con filtros salidos de Instagram o banda sonora indie como las películas modernas, sino que espera que con el espectáculo visual el espectador se olvide de las fallas tan obvias a simple vista. Esto se ejemplificó de manera maravillosa en el film de Tim Burton Ed Wood, o mismo en el show de televisión Garth Marenghi’s Darkplace. El cine clase B busca un espectador con imaginación, no un crítico.
Influencia global
Es por esto que el cine clase B tiene su momento de esplendor en el período contemporáneo, porque en un pasado siempre fue la opción de segunda, tras el gran cine dorado que hasta el día de hoy se sigue repitiendo ad nausea. Hoy en día, el público agotado de tanta fanfarria con respecto a los actores y el sistema de estudios prefiere fundirse de lleno en una historia ridícula pero entretenida, más allá de los escenarios hechos de cartón y el ocasional micrófono que casi siempre entra en cuadro.
Gracias a este estilo de cine es que Bela Lugosi pudo trabajar hasta su muerte, y actores de calibre actuales como Jack Nicholson tuvieron sus primeras experiencias cinematográficas. Aunque muchos quieran negarlo, el cine contemporáneo (y su público) tiene mucho que agradecerle al cine clase B, porque aumentó la visión del mundo y demostró que el verdadero entretenimiento no tiene por qué estar dictaminado por lo que piensan unos pocos.
¿Son fanáticos del cine clase B? ¿Cuál es tu película favorita de este tipo de producción?







